martes, 6 de septiembre de 2011

Esto son los temas que se tratarán en la Escuela Sábatica para éste fin de semana

"Más la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad, por que también el Padre tales adoradores buscan que lo adoren" Juan 4:23.

COMO HEMOS VISTO, el mensaje del primer ángel es un llamamiento a proclamar el "evangelio eterno". En el centro de ese evangelio está Jesús, el Dios encarnado, quien con poder y medios que no podemos comenzar a captar vino a este mundo como un hombre.
Piensa en esto: el Dios que hizo todo lo creado (Juan 1:1-3) llegó a ser humano, y entonces vivió una vida sin pecado, y se ofreció como un sacrifcio por los pecados de la humanidad. Cuando consideras el tamaño del cosmos, los miles de millones de galaxias, cada una compuesta por miles de millones de estrellas, ¿es posible creer que Aquel que creó todo eso fue Jesús? Es algo tan increíble que apenas podemos abarcarlo. No es extraño que Pablo escribiera: "Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios" (1 Cor. 1:18).
Con esta verdad ante nosotros, no es extraño que queramos adorar a ese Dios. Exploraremos temas de adoración y alabanza como lo revela el ministerio del Creador encarnado, que tomó sobre sí la forma y la carne de lo creado.


Aunque María, la madre de Jesús, ha sido tema de mucho interés religioso a lo largo de los siglos, la mayor parte de ese interés es tradi- ción derivada de una cantidad de fuentes que no están basadas en las Escrituras.
Sin embargo, en el tema de la venida de Cristo a la Tierra, María desempeñó un papel importante y central: en su seno estaba el Salvador del mundo milagrosamente concebido; en su seno creció hasta ser el niño Jesús. Mirando hacia atrás con toda la ventaja del conocimiento y la luz que se nos da en el Nuevo Testamento, solo podemos maravillarnos por ese milagro. Aunque sin duda sabiendo que ella era parte de un evento increíble que había de tener consecuencias importantes para su pueblo, la joven María muy probablemente no tenía una idea real de aquello en lo que participaba. Pero sabía, lo sufciente como para poder maravillar- se por las circunstancias sorprendentes que cambiaron tan radicalmente su vida.

Lee Lucas 1:46 al 55 ( CB ) , a menudo llamado el Canto de María. ¿Cuál es el trasfondo de este canto? ¿Por qué lo canta ella? ¿Qué elementos de alabanza y adoración se revelan aquí? ¿Qué aparece aquí que hemos tratado durante todo el trimestre?




Este canto de alabanza y adoración está lleno de alusiones e imágenes tomadas del Antiguo Testamento, las únicas Escrituras que ella conocía. Aquí podemos verla dando gloria a Dios y reconociendo su conducción, no solo en su propia vida, sino también en su propio pueblo. Su alusión a Abraham es claramente una referencia al pacto que Dios hizo con su pueblo; ella está alabando a Dios por sus promesas a ellos, y ve esas pro- mesas como su esperanza y la esperanza de su pueblo para el futuro.
Por mucho que ella no entendiera, sabía lo sufciente como para ver la actuación de Dios. Por eso, ella estaba agradecida y llena de adora- ción.



¿Cuánto de "milagroso" ves en tu propia vida? ¿Podría ser que esté allí y, no obstante, tú estés muy endurecido, muy cerrado, muy envuelto en ti mismo para verlo como deberías?



"Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un momento todos los reinos de la tierra. Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta po testad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy. Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos. Respon- diendo Jesús, le dijo: Vete de mí, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás" ( Luc. 4:5-8 ( CB )).
Imagínate a Jesús, después de cuarenta días de hambre, cansancio, negación propia y privación, ahora enfrentando las tentaciones abiertas y directas del diablo. No es difícil imaginar cuán bellos debieron de ha- ber aparecido a Jesús todos "los reinos de la tierra", con todo su "poder" y su "gloria", en esta tentación. Satanás ha sido un maestro en hacer que las cosas de este mundo aparezcan tan encantadoras, tan placenteras, tan satisfactorias, que la gente rápidamente acepta el engaño que este mundo presenta.
Lee los versículos copiados arriba, en especial la respuesta de Jesús. ¿Qué quiso decir Jesús al vincular los verbos "adorar" y "servir"? ¿Cómo están relacionados?
Por todo el Antiguo Testamento, los conceptos de adorar falsos dio- ses y servirlos están ligados. "No sea que alces tus ojos al cielo, y viendo el sol y la luna y las estrellas, y todo el ejército del cielo, seas impulsado, y te inclines a ellos y les sirvas, porque Jehová tu Dios los ha concedido a todos los pueblos debajo de todos los cielos" (Deut. 4:19; ver también Deut. 11:16; Sal. 97:7; Dan. 3:12). Básicamente, sirves a quien adoras; por esto, es muy importante que adores solamente a Dios.
Vemos aquí el punto vital acerca de la adoración. Es difícil imaginar a alguien que adore a Dios con fe, humildad, amor y temor, y al mismo tiempo sirva a otros "dioses", cualesquiera que sean las formas que adop- ten. La adoración es, para nosotros, una protección contra la idolatría. Cuanto más adoremos a Dios, aun en nuestras devociones privadas, me- jor protegidos estaremos de servir al yo, al pecado y todo lo demás que lucha por lograr nuestro servicio.

Piensa en esta idea: servimos a lo que adoramos. ¿Cómo has visto que este principio se manifestó en tu propia vida? ¿Cómo puede tu experiencia de adoración ayudar a mantenerte centrado en servir únicamente a Dios?

Como vimos, Dios instituyó para Israel las profundas formas de ado- ración, pero no eran las formas lo que le interesaba a Dios. Las formas, las tradiciones y las liturgias eran todos medios para un fn, y ese fn era que la persona se entregara en cuerpo y mente a su Creador y Redentor. Sin embargo, es más fácil hacer de nuestra religión una serie de fórmu- las, tradiciones y actos exteriores que morir cada día al yo, y entregarse con fe y humildad a Dios. Esto seguramente ayuda mucho a explicar por qué la Biblia ocupa mucho espacio en tratar los casos de aquellos cuyos corazones no están bien con Dios, sin tomar en cuenta cuán "correctas" sean sus formas de adoración.
Esto, también, era un problema del que se ocupó Jesús cuando estu- vo aquí en la carne.

Lee Juan 4:1 al 24 ( CB ) . ¿Qué punto importante acerca de la adoración presentó Jesús a la mujer samaritana en el versículo 21 ( CB ) ? ¿Por qué la estaba desviando de los lugares específcos de adoración?




Al señalarle algunos de sus más profundos secretos, Jesús obtuvo la atención de la mujer. Luego le señaló algo mejor de lo que ella tenía. Jesús usó la poderosa frase: "Mujer, créeme" a fn de mostrarle que la verdadera adoración iba mucho más allá de lo exterior y de los lugares de adoración. "Este monte" era el monte Gerizim, donde los samaritanos habían construido un templo. Por supuesto, eso sería lo que se esperaría que un judío le dijera a un samaritano.
Pero Jesús no se detuvo allí. Incluyó aun a Jerusalén, el lugar del Templo sagrado que él mismo había escogido. Así, temprano en su mi- nisterio terrenal, Jesús estaba señalando lo que más tarde dijo con refe- rencia al Templo: "No quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea de- rribada" (Mat. 24:2). Jesús hacía esto para darle a la mujer el "agua viva" (Juan 4:10), que es él mismo. Quería que ella viera que una relación personal con Dios es el fundamento de la adoración, y no las formas y las tradiciones de su fe, que se habían desviado de la verdadera religión de los judíos. Con su referencia a Jerusalén (Juan 4:21), él estaba señalando algo aun más allá del sistema de sacrifcios y de adoración que él mismo había creado.



¿De qué maneras todos los aspectos de tu experiencia de adora- ción pueden ayudarte a profundizar tu relación con Dios?


"Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren" (Juan 4:23 ( CB ))

. Después de apartar la mente de la samaritana de los lugares específicos de adoración y de hablarle de la superioridad de la fe judía por sobre la de ella, Jesús le habla a la mujer de "los verdaderos adoradores". En el versículo 21, Jesús dijo que la hora "viene" cuando la gente no adorará ni en ese monte ni en Jerusalén; sin embargo, en el versículo 23 dice que la hora "ahora es", en que todos los verdaderos adoradores adorarán en espíritu y en verdad. Es decir, no miran hacia alguna gloria pasada ni a algún evento futuro. Más bien, "ahora es" el tiempo de dar a Dios la adoración que merece y, por medio de esa experiencia, aceptar el amor, la gracia y la salvación que él ofrece.

Jesús dijo que todos los verdaderos adoradores "adorarán al Padre en espíritu y en verdad". ¿Qué representan esos dos elementos, y cómo aplicaremos esto a nuestra experiencia de adoración actual? Ver también Mar. 7:6-9 ( CB)




Jesús nos llama, aquí, a una forma equilibrada de adoración: una adoración que fuye del corazón, sincera y profunda, que resulta del amor y el temor a Dios. No hay nada malo con las emociones en la adoración, y ya que debemos amar a Dios (1 Juan 5:2 ( CB ) ; Mar. 12:30 ( CB ) ), ¿cómo se puede separar eso de las emociones?
Dios también quiere que lo adoren "en verdad". Dios ha revelado su voluntad, su verdad, su ley: él espera que creamos y obedezcamos. Los verdaderos adoradores amarán a Dios, y procurarán servirlo, obedecerle y hacer lo que es correcto. Pero ¿cómo pueden saber qué es lo correcto sin conocer la verdad acera de la fe, la obediencia, la salvación, etc.? La idea de que las creencias no importan, sino que solo importa un espíritu sincero, está mal dirigida. Las creencias correctas no salvan, pero nos darán una comprensión del carácter de Dios, y eso debería ayudarnos a amarlo y servirlo más todavía.



¿Es tu adoración más espíritu que verdad o más verdad que espíritu? ¿Cómo puedes aprender a incorporar y equilibrar ambos aspectos de la adoración?


A lo largo de la historia del cristianismo, la iglesia se ha dividido so- bre el tema de la divinidad de Cristo. ¿Fue Jesús verdaderamente Dios eterno, uno con el Padre desde la eternidad? ¿O fue creado más tarde, y llegó a la existencia por medio del poder creativo del Padre? Temprano en nuestra iglesia, existió alguna confusión en cuanto a este asunto, y Elena de White hizo muy claro, hace años, cuál era su posición, que, como iglesia, hemos aceptado plenamente hoy.
"'Y será llamado su nombre Emmanuel [...]. Dios con nosotros'. 'La luz del conocimiento de la gloria de Dios' se ve 'en el rostro de Jesu- cristo'. Desde los días de la eternidad, el Señor Jesucristo era uno con el Padre; era 'la imagen de Dios', la imagen de su grandeza y majestad, 'el resplandor de su gloria'. Vino a nuestro mundo para manifestar esta gloria. Vino a esta tierra oscurecida por el pecado para revelar la luz del amor de Dios, para ser 'Dios con nosotros'. Por lo tanto, fue profetizado de él: 'Y será llamado su nombre Emmanuel'" (DTG 11).

¿Qué nos enseñan estos textos acerca de la divinidad de Cristo? Mat. 2:11 ( CB ) ; 4:10 ( CB ) ; 9:18 ( CB ) ; 20:20 ( CB ) ; Mar. 7:7 ( CB ) ; Luc. 24:52 ( CB ); Juan 9:38 ( CB ). (Ver textos)





Jesús fue muy claro en su respuesta a Satanás (Mat. 4:10), que solo se debe adorar a Dios. Esto lleva a un punto importante: Cristo nunca rehusó la adoración de la gente. No hay ningún ejemplo en el que la gente lo haya adorado y Jesús les dijera: No me adoren a mí, dirijan su adoración solo hacia el Padre. De hecho, lo opuesto es el caso.

Lee Lucas 19:37 al 40 ( CB ) ¿Qué nos indica la respuesta de Jesús a los fariseos acerca de su actitud hacia los que lo adoraban?




El punto aquí es para reiterar el mismo tema: Jesús debe ser el centro y el foco de toda nuestra adoración. Cada canto, cada oración, cada sermón, todo lo que hagamos, debe dirigir nuestras mentes hacia Cristo, el Dios encarnado que se ofreció a sí mismo como sacrifcio por nuestros pecados. La adoración que nos deja con un sentido de respeto, amor y reverencia por nuestro Señor es adoración que sin duda es agradable a Dios.


PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Lee "Dios con nosotros", El Deseado de todas las gentes, pp. 11-18. "

Los hombres no se ponen en comunión con el Cielo visitando una montaña santa o un templo sagrado. La religión no ha de limitarse a las formas o ceremonias externas. La religión que proviene de Dios es la única que conducirá a Dios. A fn de servirlo debidamente, debemos nacer del Espíritu divino. Esto purifcará el corazón y renovará la men- te, dándonos una nueva capacidad para conocer y amar a Dios. Nos inspirará una obediencia voluntaria a todos sus requerimientos. Tal es el verdadero culto. Es el fruto de la obra del Espíritu Santo" (DTG 159, la cursiva fue añadida).
"Él mismo, que era igual a Dios, actuó como siervo de sus discípulos. [...] Aquel ante quien toda rodilla ha de doblarse, aquel a quien los ánge- les de gloria se honran en servir, se inclinó para lavar los pies de quienes lo llamaban Señor" (DTG 604).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

  1. Los líderes religiosos de los días de Cristo pretendían conocer las Escrituras pero pasaban por alto el mayor milagro de la historia, el naci- miento del Mesías. Entretanto, los sabios del Oriente vinieron buscán- dolo en el lugar correcto, en el momento correcto. ¿Qué importancia tiene esta historia para nosotros como cristianos de hoy, y como iglesia? ¿Cómo podemos evitar los errores del pueblo de los días de Cristo, al ver que las profecías de los últimos días se están cumpliendo?
  2. Hablando de la divinidad de Cristo, ¿por qué es tan importante para nuestra fe y nuestra adoración? ¿Qué perdemos si, de alguna ma- nera, hacemos de Cristo otra cosa que plenamente Dios?
  3. Piensa otra vez en María y lo que debió de haber pasado por su mente con este giro de los eventos. Piensa en lo que ella no comprendía y cuán difíciles debieron de haberle parecido algunas de estas cosas (estar embarazada sin haberse acostado con ningún hombre ciertamente debió de haber sido muy estresante). Y, no obstante, aun en medio de todo esto, ella fue capaz de alabar a Dios y adorarlo, a pesar de tantas preguntas para las que no tenía respuesta, tantos pensamientos molestos, tantas cosas desconocidas. ¿Cómo podemos aprender a hacer lo mismo, es decir, adorar y alabar a Dios en medio de tiempos de incertidumbre y cosas desconocidas? De hecho, ¿por qué eso puede ser el mejor de todos los tiempos para estar, de todo corazón, en una actitud de adoración?

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