La "BBC" del Carmen
La casa del colectivo, en la plaza del Carmen de Bolívar.
"Nosotros somos de aquí, y no somos generadores de violencia. No aprobamos ninguna de las prácticas de los guerreros. Yo creo que lo saben, y así debe ser. No somos capaces de empuñar un arma, no porque seamos buenos, sino porque no creemos que esa sea la opción para componer este país. Nosotros le apostamos a la vida".
Esta es la primera explicación que entrega Soraya Bayuelo, una alegre mujer del Carmen de Bolívar, al preguntarle por qué decidió fundar un colectivo de comunicaciones en medio del conflicto armado.
El colectivo, que ahora cuenta con 18 emisoras escolares, un centro de producción radial, un canal de televisión y un cine itinerante, nació en 1994 de los sueños de un grupo de jóvenes que se reunía a hacer tertulias culturales en la plaza del Carmen de Bolívar.
"Logramos que un periodista de Cartagena que coordinaba un curso para capacitar a periodistas empíricos le diera un taller a los jóvenes", cuenta Soraya Bayuelo.
"El tipo vino, nos enseñó varias cosas, nos dejó unas cartillas y luego se fue; yo quedé a cargo. Fueron 26 graduados entre los que se encontraban maestros, líderes comunitarios, estudiantes, gestores culturales, madres comunitarias, gente de varios sectores", añade.
La BBC del Carmen
ESCUCHE: EL COLECTIVO SEGÚN...
Los fundadores
Los niños
Los jóvenes
Ese mismo grupo se presentó a una licitación de frecuencias de radio comunitaria, pero no la ganó. De ahí surgió la decisión de dedicarse a la televisión.
"Luego llegó una cámara Handycam, y comenzamos a grabar matrimonios y tesis de grado. Yo la titulé la 'BBC': Bodas, Bautizos y Cumpleaños. Con eso nos sosteníamos. Pero lo que de verdad queríamos una escuela donde los jóvenes tuvieran donde practicar. Por eso creamos un centro de producción radial, y el canal de televisión", dice Soraya Bayuelo.
A la par que el colectivo crecía, la violencia en la región fue escalando. Las bombas, los apagones eléctricos y los asesinatos selectivos se volvieron pan de cada día.
Esta situación los obligó a pensar en estrategias creativas para protegerse. Beatriz Ochoa, quien fundó el colectivo con Soraya, explica que una de ellas es no publicar noticias como tal, pues la realidad pasa a través de la experiencia diaria de la gente.
"Por ejemplo, le hacemos la entrevista a una señora que está picando la piedra. Y ella nos explica su día a día y nos dice que nunca había hecho este oficio, porque donde vivía lo tenía todo, tenía sus gallinas, pero ahora le toca hacer esto. Y luego explica que unos grupos armados la hicieron salir. Eso está en boca de la gente como una narración, no es una denuncia ni una amenaza", añade Beatriz Ochoa.
No sólo habla el fusil...
La corrupción es constante y más grande que el conflicto armado, acaba con la vida de los pueblos. Aquí no hay acueducto ni alcantarillado. Aspiramos a que estos jóvenes sean buenos alcaldes y le hagan el acueducto al Carmen de Bolívar y no se roben la plata
Soraya Bayuelo, coordinadora
Pero, para Soraya Bayuelo, la violencia no es el único tema pendiente en las vidas de los habitantes de los Montes de María.
"A veces la gente se centra en el conflicto armado porque tiene más bulla, más balas, más bombas. Pero hay un conflicto cotidiano que viene con la guerra que es la violencia intrafamiliar, el hacinamiento, la pobreza, la falta de oportunidades".
"La corrupción es constante y más grande que el conflicto armado, acaba con la vida de los pueblos. Aquí no hay acueducto ni alcantarillado. Aspiramos a que estos jóvenes que estamos formando con ética, profesionalismo y ciudadanía sean buenos alcaldes y le hagan el acueducto al Carmen de Bolívar y no se roben la plata".
"No pretendemos que sean comunicadores, sino seres humanos mejores cada día. Y si eso se cumple, no importa si son taxistas, amas de casa, abogados, o si no hacen nada. Pero les estamos arrebatando a los guerreros a los jóvenes y a los niños, para que la generación que viene no herede este sinsentido de la guerra", finaliza.
"Por mi nombre"
Los directores califican el colectivo de una "escuela sin paredes".
Y algunas veces, los efectos se ven de inmediato: en el colectivo cuentan la historia de un muchacho desplazado que en un taller para el manejo del dolor afirmaba que soñaba con ser soldado para matar a quienes habían matado a su padre.
Tres meses después, en un encuentro con la Primera Dama de la Nación, al muchacho le hicieron la misma pregunta. Y sin dudarlo, respondió que soñaba con ser dueño de una empresa de transportes.
En otros casos, el cambio en los niños pasa por lo más simple, como cuenta Beatriz Ochoa.
"A mí me da la sensación de que que a los niños nadie los toma en serio y son como una mascota en la casa", explica. "Tanto, que en un municipio alguna vez un niño dijo que le gustaba venir a los talleres porque lo llamaban por su nombre. Algo tan sencillo como eso".