El libro --definido como un conjunto de hojas de papel u otro material semejante que, encuadernadas, forman un volumen-- es, definitivamente, el elemento más mágico de la humanidad.
A través de él se viaja a lo desconocido, descubre culturas, costumbres, y hasta tiene el poder de recrear, divertir y por si fuera poco nutre el intelecto.
Ese es el libro, en ocasones, despreciado por una inmensa mayoría, que desconoce su enorme valor.
En él puede encontrar de todo: propagandas impresas de hace un siglo, acetatos, monedas de diferentes sitios y todos los tiempos, joyas, figuras de cerámica, juguetes, en fin, ¡lo que se le antoje!
"Si compro un libro es porque ya decidí conversar con un difunto", Jorge Luis Borges.
Según el historiador Aníbal Paternina, en el siglo XIX se establecieron en Sincelejo las primeras pequeñas ventas de textos, acorde con el potencial de sus habitantes.
En 1875 don Manuel Támara Herazo, alcalde del poblado, fundó la librería “El Dorado” que servía a la reducida población estudiantil de Sincelejo y pueblos vecinos. Luego el tipógrafo, oriundo del Carmen de Bolívar, además de traer la primera imprenta, abrió la librería “El Carmen”, de su propiedad, en 1887.
Los años pasaron y la familia Arroyo creció y nació Manuel Arroyo, quien haciendo continuidad organiza en El Carmen de Bolívar, en la calle 25 la primera librería, recibiendo el nombre de Librería El Carmen, luego en esa misma casa instala una imprenta para la elaboración de tarjetas, fotos y los anuncios funerarios que se colocaban en los postes y paredes, ésta tradición todavía se conserva. Luego nace el periódico Ecos de la Montaña, salía una vez por semana, tipo tabloide y cuatro páginas.
Otras más
En 1925 los hermanos comerciantes Gomez Cásseres, abrieron en su residencia --ubicada frente a la Iglesia de San Francisco, hacia la calle Real-- la librería “Luz”.
Ya hacia 1930 se creó la popular despensa de libros y revistas "Nueva Era", de propiedad del distinguido sincelejano Antonio Vergara. En esa misma década el poeta Francisco Adolfo Támara Cumplido, exponía textos de poesía y literatura en su estudio del Centro de Sincelejo.
En la segunda mitad del siglo XX, hasta 1975, sobresalieron reconocidas librerías, entre ellas “Variedades”, de Rafael Elías Gutiérrez. Luego aparecieron otras como “Tiempos Nuevos”.
"Hay temporadas que demoro hasta dos meses sin vender un libro", dijo Carmelo de la Cruz.
Con el tiempo surgieron nuevas librerías, algunas de corta duración o que cambiaron el contenido literario, por útiles escolares como: “La moderna", "Agua Viva", "Garfield", "Magisterio", "Universal" y "La Central”.
Hace 45 años Lenny Antonio Portnoy Solano creó en el hotel Victoria la librería "Tiempos Nuevos", que hoy está en la calle 21 numero 22-16 en un laberinto cubierto por polvo que huele a libros viejos. Allí acude uno que otro personaje en busca de diferentes títulos.
Los "pica pica"
En la calle 20 el desprevenido transeúnte puede tropezar en los andenes con Héctor Rivera Montes, Félix Támara Pérez y Carmelo de la Cruz Caraballo Álvarez, vendedores callejeros de libros o los "pica pica", como algunos los llaman.
El más antiguo de ellos es Caraballo Álvarez, conocido como Moncho, quien se instaló allí hace 35 años y desde entonces vende textos literarios y poemas.
Época de oro
Promediando el año 1976 "Moncho" llegó a Sincelejo procedente de algún lugar de Córdoba a montar el negocio de su vida: una librería, pues cada libro costaba 175 pesos y en la temporada de escolar los libreros hacían un diario de 40 mil pesos. Hoy, asegura, hay pérdidas porque no venden "ni para comprar la liga".
"Moncho" lamenta que las nuevas generaciones no lean, "porque debido a eso bajaron las ventas. El alto costo de los libros y la no exigencia de los profesores a sus alumnos han dado al traste con el negocio del libro".
Con nostalgia y la mirada puesta en una montaña de textos Carmelo recuerda: "los docentes cuando yo estudiaba, eran el segundo padre en el colegio, eso ya se ha perdido. No hay mucha mística en eso".
Luego reflexiona algo más y sentencia que la desaparición de las librerías en Sincelejo obedece a que las editoriales tienen negocio directo con los colegios a los que les venden los textos.
En los libros se encuentra de todo: desde piezas de conjuro, hasta latas de cerveza de hace cincuenta años.
"Moncho" explica que a los "pica pica" les venden los textos escolares con una rebaja solo del 20 %, mientras que a los colegios se los dan con el 50 %.
En estas condiciones los libreros tiene que ayudar a vender ropa en locales ubicados detrás de sus negocios para poder subsistir, "porque el mercado de libros ya no da para comer".
Qué pasó
Parte de la cultura de un pueblo está en sus librerías y talvez por el número de tiendas que vendan las joyas literarias. Jorge Martínez Paternina, director del Fondo Mixto de Cultura municipal, habló que muchas librerías desaparecieron por varios factores: "el primero de ellos tiene que ver con la llegada del internet y el libro digital. El libro físico comenzó a menguar y eso se nota en el cierre de muchas librerías. En segundo lugar, antes se propiciaba el hábito de la lectura y eso fue desapareciendo de las costumbres tradicionales".
Hace 35 años Sincelejo tenía diez librerías . Hoy tan solo tiene una, y los lectores son pocos.
Martínez recordó cómo antes las escuelas tenían relación con las librerías. "El estudiante era llevado a las bibliotecas y se le obligaba a leer, a investigar y hacer resúmenes de textos".
Incentivo oficial en Sucre
El Ministerio de Cultura ha diseñado “el plan nacional de bibliotecas” dotándolas de nuevas obras a las del departamento de Sucre.
El Gobierno departamental fomenta la escritura y la lectura para hacer que las nuevas generaciones se enamoren de los libros y vuelvan, como en antaño, a que las grandes librerías, cargadas de cultura, retornen a Sincelejo.
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