Por una sociedad que nos importe a todos para no tener que llorar más mis propias desgracias y las de los demás. Colombia: la grandeza no está solo en la geografía sino en su gente
Estamos luchando por nuestras propias vidas? Estas generaciones, a la cual yo pertenezco, estamos llamados a renunciar a lo único que no debemos hacerlo como es LA DIGNIDAD.
Estamos renunciando sin que tengamos clara conciencia de las consecuencias al futuro que también nos atañe, porque es el mundo que le dejaremos a los seres que decimos, más amamos. Estamos recibiendo las órdenes y con ellas marchando al suicidio, porque echamos por tierra y seguimos destruyendo lo mejor de esta sociedad como la de cualquiera otra, su capital humano.
La historia la podemos dividir en dos partes generales como son la Geográfica y la humana y, para ello podemos hacer un resumen drástico pero que busca concientizar a quienes tenemos la inmensa responsabilidad de edificar y construir un país mejor.
En lo geográfico es un país dotado de las inmejorables condiciones y riquezas como son la salida a los dos grandes océanos; un inmenso río que nos comunica con la potencia del sur como es Mercosur; la posición geoestacionaria más envidiada para ubicar los satélites; montañas de riquezas en su subsuelo; toda clase de minerales y unos campos tan fértiles para todo lo que queramos cultivar y ni se diga para la ganadería. Tenemos las flores más bellas, el café más suave, los diamantes más preciosos y sigue la lista como, gozar de un clima variado sin restricciones donde el mundo está esperando que nosotros lo explotemos de la mejor manera. Le pregunto al sumo creador de esta naturaleza: ¿porque tanta preferencia con un país llamado Colombia?.
Y la respuesta no se hizo esperar: porqué es mi demostración al mundo que los seres humanos por mas destructores que sean, por más que reúnan todas las debilidades, no podrán destruir la tierra sino por designio de la misma naturaleza, por poder supremo infinito.
La gente que vivimos, en conjunto como sociedad, en este paraíso terrenal gozamos entre otras de ser biliosos, intolerantes, guaches, violentos, borrachines, corruptos, atrabiliarios, asesinos, hipócritas, ladrones, traficantes, mafiosos, incultos, violadores, avaros, soberbios, detractores, ingratos, desleales, calumniadores, crueles, amantes de los deleites fáciles y destructores, sin identidad espiritual y social, decadentes en la vida de hogar, abandonamos las normas de ética y ni se diga las de sociabilidad, mostramos apariencia de piadosos pero la negamos con las prácticas, por lo que esta sociedad va en detrimento, va en decadencia y muy pronto tocaremos fondo. Espero que podamos resurgir como el ave fénix y, ojalá con mucha fuerza si no queremos tocar ese fondo, nos debemos apurar a hacer una revalidación general sobre todo empleando para ello una sola palabra que puede encerrar el inicio de esa verdadera nueva vida como sociedad y se llama RESPETO. Muy seguramente hay cientos de palabras que pueden identificar ese surgir pero, si todo lo basamos en el respeto muy seguramente, el avance será tan cierto y real que habremos despegado a un futuro lleno de riquezas humanas para ser más grande que las riquezas naturales de este bello y hermoso país.
Me duele el musculo del corazón y el de la razón,
Pueden tildar esta descripción y a quien lo escribe como de pesimista pero simplemente es desnudar lo que realmente somos y hacemos día a día, porque estamos al borde de un precipicio, porque si una parte de esta sociedad está descrita en los términos más fuertes, por lo menos dos partes hacen segmento de los que dan la espalda a la realidad y no sabemos que es peor si los del primer grupo o los del segundo, pero una cuarta parte está ubicado en el vaivén ya que se mueven en ambos bandos para tener un espacio de maniobra en la que se beneficia de ambos.
Colombia tiene tres sociedades en la que ninguna le ofrece por el momento una salida real y solo alcanzaremos un resurgir cuando dejemos de lado en un noventa por ciento los conceptos de: corrupción, intolerancia, violencia terrorista, violencia intrafamiliar, violencia social. Para describir y soportar mis palabras encontramos casos como que los narcotraficantes fueron corrompidos por lo políticos; asesinamos a nuestros propios familiares para cobrar seguros; secuestramos, cobramos, violamos y luego asesinamos a nuestras victimas; los niños son objeto de toda clase de violaciones y desatenciones de sus padres y de la sociedad; madres que venden a la prostitución a sus hijos menores de edad o que permiten que sus hijas sean violadas por el nuevo padrastro con tal de no perder a ese hombre ; vamos a la iglesia a pedirle a Dios que podamos matar y bien a nuestra siguiente víctima; sobornamos a jueces, policías, funcionarios públicos y privados; nos robamos desde un lápiz en la oficina pasando por el pasaje en bus hasta llegar al herario público. Escupimos y nos orinamos en la calle, pintamos paredes, rompemos ventanas, nuestros menores de edad ingieren drogas en las aulas de estudio y tienen sexo en los baños del colegio, abortan en los apartamentos estudiantiles y todo porque hace parte del libre desarrollo de la personalidad sin importar que nos autodestruyamos, sin parpadear arrastramos a los que quieren una mejor sociedad. No menos desilusionante lo que ocurre con los adultos porque allí encontramos las peores cosas y los ejemplos son a miles como los integrantes de los sindicatos de la empresas que destruyen los equipos, incineran vehículos y propiedades y asesinan a personas que se opongan a sus más objetivos; otros como los grupos de terroristas que atacan al estado con las armas y explosivos creyendo que representan al pueblo en general pidiendo reivindicaciones a su lucha pero dejando a su paso el más grande sentimiento de desprecio por la vida cuando proceden a incinerar a heridos, a degollar personas estando vivas, a introducir objetos en las vaginas de las mujeres o en el ano de hombres porque ella o él se enamoro de un contrario a sus ideas o porque simplemente lo rechazo al considerar que no reúne las expectativas; a drogar las personas cautivas a diario para satisfacer sus más bajas inclinaciones carnales porque su condición humana no le alcanzo para conquistar a la otra persona; bienvenida la liberación femenina y que muera la humillación y el ultraje a las que han sido sometidas nuestras mujeres pero, esa liberación trajo la pérdida de valores y ayudó de manera sustancial a la degradación de esta sociedad cuando permitieron que se convirtiera en un objeto de transacción, en objeto de deseo carnal casi que exclusivamente, cuando empezó a abortar por negocio, cuando vende sus hijos en distintas maneras, cuando la drogadicción y el alcoholismo supero las expectativas pero más grave, cuando la ilusión de tener en la mujer una esperanza de honestidad y pulcritud hoy se convirtió en todo lo contrario.
Nada que decir de la tercera parte de la sociedad que se mueve a tres bandas donde la expresión es yo me acomodo a lo que me convenga pero sin comprometerme con nadie, solo con lo mío y para lo mío. Este grupo es igual o más peligroso porque dentro del libro de la orientación espiritual y moral se encuentra a su vez el rosario de elementos listos para hacer el daño que sea necesario; ante el público son los llamados a esgrimir la moral y la ética y en privado sus bajos escrúpulos hacen de la vida diaria su sustento más importante. La contradicción puesta a toda marcha. La contradicción entre la Paz y la autodestrucción; El contraste entre las palabras y los hechos. Son los que derrochan títulos de pacifistas, intelectuales, científicos, defensores de derechos humanos, pero a su vez son los que hacen tributo al Dios de la Guerra, y lo son, porque estando en la esquina de los furibundos atacantes a la sociedad que como camaleón se pasan a la otra esquina a gritar tan alto que no permiten que se perdone, que se desarme, que se dialogue, que se acerquen.
Me duele el musculo del corazón y el de la razón, porque me debato entre amores y odios, entre razón y pasión, entre la paciencia y la ira, entre el respeto y la intolerancia, entre la ignominia y la sumisión, entre la honestidad y la corrupción, entre el Armagedón y tierra santa, hasta cuando mantendré silencio, hasta cuando mirare las cosas de reojo, hasta cuando mi pasividad, hasta cuando, hasta cuando, hasta cuando es la pregunta. Puede usted señor lector responder a mi inquietud?. Puede usted señor lector decirme en que esquina se encuentra y desde ya le aseguro, que no hay cuatro esquinas.
Por una sociedad que nos importe a todos para no tener que llorar más mis propias desgracias y las de los demás. Colombia: la grandeza no está solo en la geografía sino en su gente.
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