"Las nubes están cargadas", "monte arriba ya debe estar lloviendo duro", se comentaba en la plaza y en las calles del pueblo.
El último aguacero cayó el 17 de diciembre. Desde entonces y como no hay acueducto en el municipio más importante de los Montes de María, todos esperan que el agua caiga del cielo.
A las 8:00 a.m. Amaury Arroyo, dueño del restaurante Dinastía, levantó la mirada a las nubes y contó que en la parte de atrás de su local tiene un aljibe para recoger el agua que necesitan sus negocios.
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Aquí el acueducto es la lluvia", dijo. Por la sequía de enero y febrero compró la carga de 45 carrotanques que vienen desde Ovejas (Sucre), para seguir cocinando a los 500 comensales que llegan a Dinastía día tras día. Cada carga de agua -el insumo más caro para él- le costó 130 mil pesos.
La falta de acueducto golpea igual a todos los carmeros. Desde el alcalde hasta el más humilde vendedor de aguacates recoge el agua que pueda cuando llueve en un aljibe. Salvo unas pocas familias que tienen tanque elevado, la mayoría se baña con chalupa, como lo hicieron sus abuelos.
Cuando no hay lluvia, la opción es comprarles a los carrotanques o a los carretilleros que la han adquirido también de los camiones. Oneida Ricardo, madre cabeza de familia, por ejemplo, invierte entre 100.000 y 150.000 pesos
mensuales en baldes de agua.
En la parte baja del pueblo hay quienes han cavado pozos para tomar el agua, aunque sale salada y apenas sirve para las labores de aseo de cada familia.
Hace quince días, con los depósitos secos por la falta de lluvia, cansados de que no haya acueducto y de que cada candidato a la alcaldía prometa que lo hará, miles de carmeros protestaron durante una semana. Bloquearon la troncal de occidente, pararon el comercio, un carro terminó quemado y un Policía se salvó de morir de un balazo al corazón porque un celular detuvo el tiro.
El alcalde Francisco Vega contó que desde el año 2006 se han invertido 24 mil millones de pesos en distintas obras para poner en marcha el acueducto, que ya tiene los pozos hechos en Ovejas.
"A pesar de esas inversiones, que para nosotros son millonarias, todavía no tenemos agua en el Carmen de Bolívar. Esa es nuestra triste realidad", dijo el alcalde.
Vega cree que en diciembre de este año, finalmente, el 20 por ciento del pueblo tendrá el servicio. Pero como los tubos de conducción desde Ovejas hasta El Carmen de Bolívar cubren 24 kilómetros y solo han sido intervenidos 5, hay una alta posibilidad de que en el resto haya fugas y el agua, otra vez, no llegue.
Luz Stella Garzón, que llegó al pueblo esta semana para estar al frente de la empresa de acueducto Acuecar, intervenida por la Superintendencia de Servicios Públicos, prefirió no lanzar pronósticos sobre cuándo habrá agua en El Carmen de Bolívar. No dijo nada.
A los carmeros les cuesta creer en el acueducto, que siempre parece que va a llegar, pero no llega. Tal vez por eso, cuando pasó el medio día y una brisa fría empezó correr por las calles del pueblo, todos seguían esperando el aguacero.
Mientras recogía agua salada del pozo de un vecino, el contador público Luis Quintero recordó que en el año 2003 regresó al Carmen tras estudiar y trabajar 14 años en el interior. Y, justo el día que llegó, lo invitaron a la supuesta inauguración del acueducto del pueblo.
"Por fin este pueblo va a echar para adelante", pensó y corrió al evento que convocó el alcalde Otomar Lascarro.
"Al lado de la iglesia hay un parque -contó Quintero- y ahí encendieron una fuente para mostrar que había acueducto en el Carmen. Vinieron funcionarios de Bogotá a
Recibir Dinero ExtraEntre $5 y $75 por cada simple Encuesta que Respondas - ¡Participa!recibir la obra. ¡Y fíjese que todo fue una pantomima! Un señor de una
casa cercana se prestó para meter una tubería por debajo y desde allí bombearle agua a la fuente"
A las 3:30 p.m., finalmente, empezó a llover. Cerca a la fuente donde Lascarro fingió que había montado el acueducto estaba Cenen Arrieta, vicepresidente de la Federación de Líderes Agropecuarios de los Montes de María.
Él recordó que hasta el mismo capo del narcotráfico Micky Ramírez, antes de tener líos con la justicia, apareció por El Carmen con la idea de levantar el acueducto, que apenas terminó con la bocatoma construida en el río Magdalena.
El aguacero fue leve. En la plaza todos llegaron a la misma conclusión: no alcanzó para guardar reservas. Sin embargo, como año tras año tras año la lluvia siempre llega primero que el acueducto, hoy los carmeros siguen con sus esperanzas puestas en el cielo.
