La intervención de los 24 kilómetros hace parte de las acciones para mejorar la calidad de vida de las personas que retornaron a esas poblaciones tras haber sido víctimas del desplazamiento forzado.
Los trabajos se desarrollan con una inversión de $1.800 millones que fueron donados por la Embajada de Japón y los gobiernos nacional, departamental y municipal.
Joaquín Güette Herrera, alcalde de San Jacinto, manifiesta que además de la recuperación del carreteable, fueron instaladas placas huellas en los tramos más críticos de las dos vías y se hizo la ampliación de la banca.
“Además se construyeron puentes grandes y pequeños, se afirmó el terreno para evitar el deterioro temprano y se hicieron cruces de alcantarillado”, explica el Alcalde.
Este era uno de los compromisos que tenía el Estado para garantizar el retorno completo de todas aquellas familias que debieron huir de la violencia que los amenazaba.
Los trabajos están siendo realizados en un tiempo récord debido a los inmensos daños que generó la pasada temporada invernal y por las lluvias que se acercan, las cuelas amenazan con dejar incomunicado a estos 2 corregimientos.
Güette Herrera dice que uno de los sectores más beneficiados después de los campesinos, son los dueños de fincas dedicadas a la compra y venta de ganado, ya que los problemas de movilidad han sido superados casi en su totalidad.
“Estamos seguros que los campesinos ya no van a sufrir más pensando que en temporadas de lluvias sus productos agrícolas se van a perder, sino que de igual forma como se movilizan en verano también lo pueden hacer en esta época”, asegura el mandatario.
Voz de campesinos
Los campesinos aseguran que esta es una obra que necesitaban con urgencia, pero también le solicitaron al mandatario local que gestione otros recursos para en un corto tiempo se refuercen los arreglos que le hicieron hasta el momento a la vía.
William Sierra, representante de la comunidad de Bajo Grande, le expresó a éste medio, que requieren de otros apoyos para adquirir más hectáreas de tierra para volver a ser los campesinos completos que eran antes de su desplazamiento.
“Estamos agradecidos con lo que han hecho por nosotros, pero todavía hay cosas en conjunto que hacer para recuperar la prosperidad que siempre caracterizó a las Palmas y Bajo Grande”, concluye.
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