jueves, 29 de diciembre de 2011

Mujer de El Carmen de Bolívar parió trillizos

Astrid Helena Lamadrid Cárdenas, la madre de las trillizas que nacieron en la Noche de las Velitas en el Hospital Niño Jesús, está feliz por la satisfactoria evolución de sus hijas, a quienes tuvo prematuras y bajas de peso, pero le preocupa el futuro que les espera cuando les den de alta.
No tiene un peso para mantenerlas ni un techo donde refugiarse con ellas junto a dos de los cuatro varones que tuvo con su anterior marido. Tampoco cuenta con el apoyo económico del padre de las niñas, conductor de tractomula, porque sufrió un accidente que le impide trabajar.
A los tres meses de embarazo terminó la relación que hacía un año mantenía con ella y desapareció cuando se enteró de que su responsabilidad sería por partida triple. “Me informaron que está en Cartagena. Ni siquiera sabe que ya nacieron sus hijas”, dice decepcionada la mujer, de 41 años y natural de El Carmen de Bolívar.
Por ahora ella pasa las noches en la casa de una hermana en el barrio Villa del Rey, en Soledad, y diariamente se traslada desde temprano al centro asistencial para pasar el día con sus trillizas: Zaray, Iris María y Milagro, en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales.
Cuenta que muchas veces no tiene ni para el pasaje del bus y le toca pedirles dinero a otros familiares. “Me siento impotente porque apenas me estoy recuperando del parto y no puedo trabajar así. Yo me he ganado la vida como empleada doméstica desde que llegué de 15 años a Barranquilla”.
Cuando las bebés salgan del hospital, tan pronto alcancen un peso adecuado, de por lo menos 1.800 gramos, no sabe dónde va a llevarlas, pues en la residencia de su hermana hay mucha gente y ella misma le ha dicho que no tiene las condiciones para tenerlas allí.
Pero a pesar de la difícil situación que atraviesa, Astrid está dichosa porque “yo quería una niña y Dios me envió tres. Estoy segura de que Él no nos desamparará”.
Recuperación. Con 32 semanas de gestación, las trillizas nacieron con un peso de 1.220, 1.240 y 1.300 gramos, muy por debajo del normal, que oscila entre los 2.500. Tres semanas después, con un proceso de recuperación nutricional, las niñas han alcanzado un peso de 1.350 gramos, aproximadamente. La idea es que sean dadas de alta cuando alcancen el peso ideal, para que puedan vivir sin problemas en condiciones ambientales, informó el subgerente científico del hospital, Rafael Tejera.
Por Víctor Ovalle Gil
victor.ovalle@elheraldo.com.co

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