Mientras los panificadores expresan su preocupación por la posible llegada de pan barato de Estados Unidos, tras la aprobación del Tratado de Libre Comercio, TLC, de Colombia con ese país, los importadores de trigo se muestran optimistas.
Bernardo Mancini, propietario de la empresa Generoso Mancini & Cía. Ltda., dedicada a la fabricación de harina de trigo desde hace más de 90 años en Barranquilla, dice que “el Tratado es muy favorable porque el cereal pasará a cero aranceles, como estamos ahora con Canadá y Argentina”.
Explica que la desgravación de los aranceles se realizará gradualmente a 10 años, lo cual es muy beneficioso para la industria, pues actualmente estos impuestos pueden llegar hasta el 35%.
“El arancel es variable, obedece a una franja de precios. Cada 15 días se establece un valor promedio del trigo de los últimos cinco años en la bolsa de Chicago (EU). Si ese precio está dentro de la franja, el arancel es del 10%; si está por debajo, se genera un sobrearancel que podría llegar hasta el 35%, y si está por encima, el arancel sería cero”.
Mancini señala que lo importante es que va a desaparecer cualquier tipo de impuesto, es decir, habrá un costo menos para la materia prima, que se verá reflejado en los precios, pero aún no se puede precisar en qué porcentaje.
“Si podría haber disminución en el precio de la harina, el cual se debería reflejar en el precio del pan, pero ya eso es asunto de los panificadores. Nuestro consumidor es el panadero, ya es responsabilidad de él bajarle el precio al pan”.
El empresario indica que los panaderos colombianos tienen 10 años para prepararse, fortalecerse y mejorar sus productos para poder competir con los estadounidenses.
Por su parte, Ricardo González, gerente de la empresa Jelumar, distribuidora de artículos e insumos para panadería y repostería, sostiene que “el TLC es una gran oportunidad para los molinos nacionales, que importan trigo a costos muy altos, y lógicamente hacen que el producto tenga un precio alto que afecta al panadero y al consumidor final”.
Opina que el Tratado favorecerá al consumidor final y será una amenaza para los productores nacionales que no estén preparados ni tecnificados. “Va a llegar una variedad de productos empacados de muy buena calidad de EU que no tenemos aquí. Aunque, de todas formas, así nuestros productos sean artesanales, los gustos son diferentes. El dulce y el sabor de aquí no son iguales a los estadounidenses”.
“Hay que dejar de lado el temor. Es una oportunidad para mejorar”, concluyó.
Por Víctor Ovalle Gil
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