lunes, 17 de octubre de 2011

Nueve años esperando que lo liberen


Cereté. Carmen Alicia Portillo López y su esposo Manuel Arrieta Pinto continúan esperando que la guerrilla de las Farc les muestre alguna prueba de supervivencia de su hijo Carlos Arturo Arrieta Portillo, secuestrado por ese grupo al margen de la ley hace nueve años.

La tragedia que ha venido soportando la familia Portillo, residente en el corregimiento de Cuero Curtido, población ubicada en la margen izquierda del río Sinú, es conocida por muchos.
La pesadilla comenzó el 28 de agosto del año 2002, luego de enterarse de que su hijo desapareció cuando salió a averiguar qué había pasado con una mercancía que envió a Cartagena.
En ese entonces Arrieta Portillo tenía 36 años de edad y había conformado una empresa con su amigo Dionisio Martelo Osorio, también desaparecido. Ambos eran tramitadores de Aduana. "A mi hijo y a su socio les informaron que les decomisaron sus productos en la vía que del Carmen de Bolívar conduce a Zambrano. Viajaron en una camioneta con el propósito de investigar qué había ocurrido con su mercancía", explicó la mujer.
Dijo que en una pesca milagrosa del frente 37 de la Farc se los llevaron y hasta el momento no han tenido noticias de ellos.
Los padres del secuestrado han tocado las puertas de organismos humanitarios locales y nacionales en Cartagena, Sucre y Córdoba, pero todo ha sido en vano. En uno de sus intentos, los familiares se entrevistaron hace cuatro años con agentes de la Sijín en El Carmen de Bolívar, municipio que años atrás fue fortín del frente 37 al mando de Martín Caballero, dado de baja en un operativo del Ejército.
En esa ocasión los agentes les advirtieron a los desesperados padres que olvidaran el asunto y se quedaran quietos, pues era una zona muy peligrosa. Sin embargo, los padres hicieron caso omiso y continuaron con su búsqueda, sin ningún resultado hasta el momento
"Ya completamos nueve años de buscarlo. He pasado ratos muy amargos, pues la ausencia forzada de un hijo no es fácil soportarla", dijo la acongojada madre.
Señaló la mujer que jamás le han pedido nada, ni le han enviado pruebas de supervivencia, pese a que las ha solicitado por diversos medios a la guerrilla.

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