HERMES FIGUEROA A.
Antes estuvieron en bandos opuestos en el territorio de la confrontación armada. Muchos militaron en grupos ilegales hasta 15 años y otros simplemente fueron víctimas del accionar de autodefensas y subversivos, que incluso los desplazaron de su territorio.
Hoy conviven en la misma subregión e incluso se organizaron para beneficiarse de los programas sociales y productivos de la Fundación Panamericana para el Desarrollo (Fupad).
Una iniciativa denominada “Siembra, cosecha y vuelve a soñar”, auspiciada por Coltabaco, fue la estrategia para que 400 familias en situación de desplazamiento, reinsertadas y vulnerables pudieran reencontrarse en un terreno productivo y de convivencia en paz.
Pues bien, esa estampa de reconciliación que parece sacada del libreto de la anhelada pacificación nacional, ya se está dando en cuatro municipios de Los Montes de María: en El Carmen de Bolívar, San Juan Nepomuceno, San Jacinto y Marialabaja.
La iniciativa se inició el 28 de julio de 2010 con la firma de un convenio suscrito por Coltabaco, Fupad y la ACR.
La iniciativa igualmente tiene unos aliados estratégicos como las Umatas, la Armada Nacional, el Sena, el ICBF y Postobón. Esta última empresa aportó recursos para la compra de semillas y bolsas para la siembra de las plántulas, entre otros costos.
“El proyecto arranca con identificar las familias, genera un compromiso con ellos, y hace un proceso de construcción de tejido social y luego un proceso productivo en torno al cultivo de maracuyá y de seguridad alimentaria, con un componente transversal psicosocial durante todo el tiempo que dure el proyecto, para que las familias retornen al territorio, sean mejores personas, se unan y haya un mejoramiento de las condiciones de vida, más allá del proyecto e impacte en la región”, sostiene Luz Cristina Pinzón, Directora de Relaciones Corporativas y Comunicaciones de Fupad Colombia (Fundación Paramericana para el Desarrollo).
Fupad es una organización internacional que nace hace 50 años de un acuerdo con la OEA y la empresa privada. Llegó a Colombia hace unos 12 años y trabaja básicamente para mejorar las condiciones de los más vulnerables en el país y América Latina.
“El proyecto tiene un mix. Familias en situación de desplazamiento, retornadas, grupo de desmovilizadas y familias resistentes en el territorio”, agrega Pinzón.
El proyecto está en la fase final. Arrancó hace 14 meses. Los beneficiarios decidieron qué querían sembrar y qué querían comprar. Un proyecto muy participativo. De las personas inicialmente incluidas en el proyecto, el 90% se mantuvo y solo un 10% desertó. “Aún así, creo que se obtuvo una alta participación de la gente. El proyecto se hizo gracias al apoyo de Coltabaco y obviamente una participación de las alcaldías, comunidades, Sena e ICBF”, dijo la vocero de Fupad.
Este ejemplo de reconciliación productiva ya tiene sus frutos y en los Montes de María tiene aroma de maracuyá.
Beneficiarios
Michael Berrío, desmovilizado de las autodefensas, donde militó durante 5 años.
“Fue a través de Fupad y la ACR - la Agencia Colombiana para la Reintegración- que logré llegar al proyecto. Ellos consiguieron un grupo de desmovilizados y nos vincularon al proceso. Me vinculé hace 1 año y medio, aproximadamente. Nos enseñaron el proceso de convivencia y de cómo tratamos por igual. Nadie se diferencia. Nos han aportado cultivos, media hectárea de maracuyá a cada quien. Aprendimos cómo cultivar esta fruta y cómo asistirla”.
“Hasta ahora la producción es muy buena, pero el invierno de 2011 nos afectó y también se enfermó el cultivo, pero el Fupad nos ayudó con insecticidas y combatimos las plagas y ahora esperamos una producción mayor en junio y julio, que nos compense mejor”.
“Estuve estudiando con apoyo de la ACR, pero desgraciadamente el año pasado nos cortaron la ayuda. Estudiaba ingeniería de sistema y llegué hasta el tercer semestre.... aunque realmente mi deseo es estudiar Derecho.”
“Gracias a Dios nos han adoptado bien. Cada cual se da su vida y como dice el dicho, ‘dime con quién andas y te diré quién eres’. Todo el mundo me ve trabajando, me ven integrado, le colaboro a la comunidad y todos se portan bien conmigo”.
El programa me parece muy bien. Gracias a él estoy vivo y organizado con mi familia, de lo contrario estuviese muerto o preso”.
Otro beneficiario de El Carmen de Bolívar (quien no quiso dar su identidad) y quien militó 6 años en un grupo armado ilegal.
“Al programa llegue luego de la desmovilización. He asistido a unos talleres y hemos cumplido una ruta y todo está bien. Tuvimos un proyecto acompañado con la Alta Consejería. En el proyecto llevo 10 meses”.
“Lo clasifico como una ayuda para uno. Eso me sirve para el futuro, con la esperanza de seguir adelante, de sacar a mis hijos adelante con el proyecto y enseñarles a ellos cómo se hace un proyecto, cómo se hacen las cosas.”
“Al igual que mis compañeros de proyecto tengo un cultivo de maracuyá, más de media hectárea sembrada, con 638 matas. La primera cosecha logré sacarle 360 mil pesos y compré una novilla y así voy a seguir adelante para que la vida cambie”.
Giovani José Luna, se desmovilizó en 2008 y duró 15 años en un grupo al margen de la ley.
“Es un proyecto que nos ha servido mucho. De los que nos han llegado a los Montes de María este ha sido el mejor proyecto. Es un esfuerzo de Fupad, Coltabaco y Postobón, pero queremos que nos sigan ayudando”.
“En el proyecto llevo dos años y con el cultivo de maracuyá 1 año. Además de esa fruta también siembro maíz y yuca. Esto ha sido algo muy rentable. Las capacitaciones que hemos recibido en lo psicosocial nos han orientado mucho”.
“La desmovilización ha sido una experiencia linda, se que esto le sirve a mi familia y a mi. En cuanto a la convivencia, es algo me enorgullece el poder estar en mi comunidad. A ellos ahora les llevo conocimiento...”.
Hoy conviven en la misma subregión e incluso se organizaron para beneficiarse de los programas sociales y productivos de la Fundación Panamericana para el Desarrollo (Fupad).
Una iniciativa denominada “Siembra, cosecha y vuelve a soñar”, auspiciada por Coltabaco, fue la estrategia para que 400 familias en situación de desplazamiento, reinsertadas y vulnerables pudieran reencontrarse en un terreno productivo y de convivencia en paz.
Pues bien, esa estampa de reconciliación que parece sacada del libreto de la anhelada pacificación nacional, ya se está dando en cuatro municipios de Los Montes de María: en El Carmen de Bolívar, San Juan Nepomuceno, San Jacinto y Marialabaja.
La iniciativa se inició el 28 de julio de 2010 con la firma de un convenio suscrito por Coltabaco, Fupad y la ACR.
La iniciativa igualmente tiene unos aliados estratégicos como las Umatas, la Armada Nacional, el Sena, el ICBF y Postobón. Esta última empresa aportó recursos para la compra de semillas y bolsas para la siembra de las plántulas, entre otros costos.
“El proyecto arranca con identificar las familias, genera un compromiso con ellos, y hace un proceso de construcción de tejido social y luego un proceso productivo en torno al cultivo de maracuyá y de seguridad alimentaria, con un componente transversal psicosocial durante todo el tiempo que dure el proyecto, para que las familias retornen al territorio, sean mejores personas, se unan y haya un mejoramiento de las condiciones de vida, más allá del proyecto e impacte en la región”, sostiene Luz Cristina Pinzón, Directora de Relaciones Corporativas y Comunicaciones de Fupad Colombia (Fundación Paramericana para el Desarrollo).
Fupad es una organización internacional que nace hace 50 años de un acuerdo con la OEA y la empresa privada. Llegó a Colombia hace unos 12 años y trabaja básicamente para mejorar las condiciones de los más vulnerables en el país y América Latina.
“El proyecto tiene un mix. Familias en situación de desplazamiento, retornadas, grupo de desmovilizadas y familias resistentes en el territorio”, agrega Pinzón.
El proyecto está en la fase final. Arrancó hace 14 meses. Los beneficiarios decidieron qué querían sembrar y qué querían comprar. Un proyecto muy participativo. De las personas inicialmente incluidas en el proyecto, el 90% se mantuvo y solo un 10% desertó. “Aún así, creo que se obtuvo una alta participación de la gente. El proyecto se hizo gracias al apoyo de Coltabaco y obviamente una participación de las alcaldías, comunidades, Sena e ICBF”, dijo la vocero de Fupad.
Este ejemplo de reconciliación productiva ya tiene sus frutos y en los Montes de María tiene aroma de maracuyá.
Beneficiarios
Michael Berrío, desmovilizado de las autodefensas, donde militó durante 5 años.
“Fue a través de Fupad y la ACR - la Agencia Colombiana para la Reintegración- que logré llegar al proyecto. Ellos consiguieron un grupo de desmovilizados y nos vincularon al proceso. Me vinculé hace 1 año y medio, aproximadamente. Nos enseñaron el proceso de convivencia y de cómo tratamos por igual. Nadie se diferencia. Nos han aportado cultivos, media hectárea de maracuyá a cada quien. Aprendimos cómo cultivar esta fruta y cómo asistirla”.
“Hasta ahora la producción es muy buena, pero el invierno de 2011 nos afectó y también se enfermó el cultivo, pero el Fupad nos ayudó con insecticidas y combatimos las plagas y ahora esperamos una producción mayor en junio y julio, que nos compense mejor”.
“Estuve estudiando con apoyo de la ACR, pero desgraciadamente el año pasado nos cortaron la ayuda. Estudiaba ingeniería de sistema y llegué hasta el tercer semestre.... aunque realmente mi deseo es estudiar Derecho.”
“Gracias a Dios nos han adoptado bien. Cada cual se da su vida y como dice el dicho, ‘dime con quién andas y te diré quién eres’. Todo el mundo me ve trabajando, me ven integrado, le colaboro a la comunidad y todos se portan bien conmigo”.
El programa me parece muy bien. Gracias a él estoy vivo y organizado con mi familia, de lo contrario estuviese muerto o preso”.
Otro beneficiario de El Carmen de Bolívar (quien no quiso dar su identidad) y quien militó 6 años en un grupo armado ilegal.
“Al programa llegue luego de la desmovilización. He asistido a unos talleres y hemos cumplido una ruta y todo está bien. Tuvimos un proyecto acompañado con la Alta Consejería. En el proyecto llevo 10 meses”.
“Lo clasifico como una ayuda para uno. Eso me sirve para el futuro, con la esperanza de seguir adelante, de sacar a mis hijos adelante con el proyecto y enseñarles a ellos cómo se hace un proyecto, cómo se hacen las cosas.”
“Al igual que mis compañeros de proyecto tengo un cultivo de maracuyá, más de media hectárea sembrada, con 638 matas. La primera cosecha logré sacarle 360 mil pesos y compré una novilla y así voy a seguir adelante para que la vida cambie”.
Giovani José Luna, se desmovilizó en 2008 y duró 15 años en un grupo al margen de la ley.
“Es un proyecto que nos ha servido mucho. De los que nos han llegado a los Montes de María este ha sido el mejor proyecto. Es un esfuerzo de Fupad, Coltabaco y Postobón, pero queremos que nos sigan ayudando”.
“En el proyecto llevo dos años y con el cultivo de maracuyá 1 año. Además de esa fruta también siembro maíz y yuca. Esto ha sido algo muy rentable. Las capacitaciones que hemos recibido en lo psicosocial nos han orientado mucho”.
“La desmovilización ha sido una experiencia linda, se que esto le sirve a mi familia y a mi. En cuanto a la convivencia, es algo me enorgullece el poder estar en mi comunidad. A ellos ahora les llevo conocimiento...”.
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