domingo, 29 de enero de 2012

Reconocieron muertes

Ovejas. Los "exparas" Luis Fernando Terán Romero, alias Lucho Terán; José Dilio Romero Contreras, alias el Mono Dilio o el Mono Cocodrilo, y Juan Pablo Meza Meza, alias el Paturro, continuaron en audiencia de versión libre desde Barranquilla (Atlántico) sus confesiones de los crímenes que cometieron en los Montes de María. A lo largo de la audiencia, transmitida vía satélite, familiares de las víctimas expusieron el caso de Wilfrido Benítez Contreras, Hernando Benítez Cruz y Reinaldo Osorio Month. Hernando era en esa época el inspector de Policía de Martín Alonso, de Córdoba (Bolívar).
Los tres desaparecieron el 11 de julio de 1990 en la vía que conduce de Martín Alonso a Córdoba Tetón, mientras se desplazaban en bestias. Habían salido juntos en la mañana a realizar algunas diligencias relacionadas con la siembra de algodón.
Sus familiares les preguntaron a los "exparas" por qué los desaparecieron, quiénes lo hicieron y dónde quedaron los caballos.
Lucho Terán respondió que los tres fueron interceptadas y embarcados en una camioneta de la Policía, en la que iba el comandante del puesto de Córdoba (Bolívar) y lo acompañaba Adolfo Méndez, quien ya murió. Estos los llevaron a la finca Las Yeguas. La información que tenían en ese momento era que eran colaboradores de la guerrilla.
"No sé quien les disparó. Cuando llegué al lugar ya estaban muertos. La orden que recibí fue la de desaparecer los cuerpos. Entonces entre Jairo Contreras y yo les metimos fuego hasta incinerarlos totalmente, por lo que es imposible recuperar los cuerpos", contó Terán.
Al escuchar este relato, sus familiares en la sala de la biblioteca soltaron el llanto.
De las tres bestias Terán afirmó que quedaron en la finca Las Yeguas.
Más de 21 años de búsqueda
Después de algunos minutos de silencio y de sollozos, los familiares expresaron que fueron más de 21 años buscando a sus seres querido y nadie les dio información o indicios de lo ocurrido.
"Ellos eran personas de bien, no se les podía tildar de colaboradores de la guerrilla, porque para esa época esta no operaba en la región", dijo uno de sus familiares.
Por su parte, José Dilio Romero Contreras, alias el Mono Dilio, aseguró que para ese tiempo él tenía 17 años y a esa edad aún no estaba en la guerra. "Yo me crié en Don Alonso y tengo constancia de que ellos eran gente de bien, no tengo conocimiento de que hayan sido de la guerrilla. Yo los conocí personalmente", dijo.
Relata que ese día él se encontraba cerca de un portillo al lado de la vía. "Me di cuenta cuando en la camioneta de la Policía que pasó por el lugar llevaban a los 3 hombres. En el momento me parecieron conocidos, al poco rato pasó un policía montado en un caballo y llevaba dos bestias más de cabresto. El policía me preguntó que si había visto pasar la camioneta, por lo que le contesté que hacía poco rato había pasado. Pocos días después me enteré de la desaparición de los tres hombres".
El Mono Dilio dijo con duda: "si no me equivoco, el apellido del comandante del puesto de la policía para esa época era Rangel". Esto fue corroborado por uno de los hijos de la víctima, quien dijo que para esa época efectivamente hubo un comandante de apellido Rangel.
El fiscal 35 Francisco Álvarez Córdoba ordenó la investigación al uniformado y recordó que este delito no tiene preclusión.
Los "exparas" afirmaron que hacer desplazar a personas, familias o pueblos no era su modalidad.
Otro caso fue el de Álvaro José Causado, a quien las Auc desaparecieron en El Piñal, corregimiento de Los Palmitos. Al lugar, queriendo saber la verdad, se acercaron hijos, hermano y otros familiares.
Uno de sus hijos señaló que estuvo la semana pasada en la versión de Juan Pablo Meza Meza, alias el Paturro, ante la Fiscalía en Barranquilla y que allí este "expara" vinculó a personal de la fuerza pública con el caso de su papá.
"El Paturro" le contestó: "Yo no lo maté. Lo hizo Rafael Antonio Guerra, acompañado de dos miembros de la Policía. Lo sacaron engañados de su casa supuestamente para hacerle algunas preguntas. Yo solo lo enterré en la finca Cuba. En el momento que lo pidan las autoridades y sus familiares los llevaré y les mostraré el lugar exacto donde quedó.
Al final de la audiencia los familiares de las víctimas manifestaron sentimientos encontrados: de dolor por lo sucedido con sus seres queridos y tranquilidad por conocer la verdad y no seguir con la angustiosa búsqueda.

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