sábado, 21 de enero de 2012

Lucho Bermúdez, Maestro de Maestros

Lucho Bermúdez y su Orquesta
Crédito: CGP

A propósito de los cien años del natalicio del creador colombiano Lucho Bermúdez y del discoLucho Bermúdez y su Orquesta, que en Londres ha hecho el sello Soundway Records, retomamos uno de los obituarios que su biógrafo, José Arteaga, escribió en abril de 1994 con motivo de su fallecimiento. Allí se resume la trascendencia de su obra, una de las más importantes de Latinoamérica.
NO ERA UNA ORQUESTA, ERA EL
En la oficina que con su esposa había montado a finales de 1990, en la esquina de la carrera 15 con calle 100 de Bogotá, Lucho Bermúdez todavía contestaba las llamadas que le ofrecían contratos para tocar con su orquesta en diferentes ciudades. Los empresarios eran enfáticos: "tiene que venir, maestro", y el maestro trataba en vano de excusarse, de decir que no, pero las palabras no le salían.
Nunca había sido, en el fondo, un hombre que rechazara ofertas, por el contrario siempre había estado a la caza de oportunidades, a veces económicas pero en su mayoría motivadas por un claro y natural interés: le gustaba tocar, le encantaba estar en contacto con el público, le deslumbraba la posibilidad de ver bailar sus porros. Para Lucho Bermúdez el clarinete era su vida, por eso aceptaba el ir con su orquesta donde fuera y tocar.
Para el resto de la gente el clarinete no importaba, la orquesta tampoco. Lo que importaba era él, Lucho Bermúdez, con su nombre bien puesto en letras grandes anunciando el espectáculo. Era su presencia la que daba sentido a las fiestas. "Matinée Bailable para la juventud de la sociedad bogotana, -decía un cartel del grill Candilejas en 1965, con el show de LUCHO BERMUDEZ. Espectáculo y sorpresas. Precios rebajados para los jóvenes: pareja $20 pesos".
Y así como las presentaciones de la orquesta se habían reducido a su nombre, también la música lo había convertido en su sinónimo. Lucho Bermúdez era el porro, era la gaita y sobre todo era el nombre de Colombia en el exterior. Desde que en 1946 grabó en Argentina hasta que en 1993 tocó en Estados Unidos, fue la música colombiana en carne y hueso, o mejor en sentimiento y clarinete.
De cada uno de esos viajes Lucho sacó algo provechoso para su trabajo. En Argentina encontró una posibilidad de grabación, en México un entendimiento mayor de las disqueras, en Cuba la riqueza de las fusiones, en Estados Unidos las alternativas que puede brindar una formación orquestal. Todo eso se cristalizó en 62 discos de larga duración originales, en 70 recopilaciones de éxitos y en casi 1.000 creaciones registradas e inéditas.
No fue lo único. Durante su infancia, siendo músico chupocobre, aprendió los secretos de los pitos de papaya. Durante su adolescencia, siendo aprendiz de pianista, reconoció la importancia de los compositores rusos. Durante su madurez, ya al frente de la Orquesta del Caribe, determinó los rumbos que tomarían los ritmos costeños. Él, en suma, los "exportó" al interior y tras su relación con Ernesto Lecuona en Cuba, los convirtió en productos de altísima calidad.
Ya para entonces era un genio. Lo había sido desde niño cuando su tío lo ponía a hacer los solos más difíciles de la banda del pueblo y lo había demostrado en Bogotá cuando junto a su amigo del alma, Plinio Guzmán, salía en las noches para irrumpir en las fiestas y tocar el saxofón. Pero cuando sus creaciones las tocaba su orquesta, a nadie le quedaba duda de su genialidad.
Carmen de Bolivarrepresentó para él un parto de nueve meses hasta lograr hacer un tema perfecto.Salsipuedes fue producto de unas cuantas horas de inspiración. Prende la Vela nació como adaptación de un baile que había visto. San Fernando, en cambio, fue la obra de un compositor cansado por "quitarse de encima" al insistente dueño del club caleño que le pedía y le pedía un número con el nombre de su local.
Genios creativos como Lucho Bermúdez han existido varios en Colombia. José Barros es uno de ellos. Genios de la dirección de orquesta han sido muchos. Pacho Galán es un buen ejemplo. Genios de la interpretación han tocado muchas veces. Clímaco Sarmiento es una muestra elocuente de talento. Pero sólo él pudo reunir todas esas condiciones y exponerlas con suficiencia a lo largo de seis largas décadas.
Por su orquesta pasaron notables músicos como Gerardo Sansón, se pasearon excelentes arreglistas como Luis Uribe Bueno, se detuvieron sensacionales cantantes como Matilde Díaz; pero cada uno de ellos aprendió de Lucho el arte de tocar y cantar eso que sólo podía salir del alma. Para Celia Cruz, Lucho era un creador de creadores, para Benny Moré era un músico de alto rango, para Pérez Prado era un talento excepcional, para sus amigos era un gran tipo. Para él, esto último era lo que valía.
Lucho Bermúdezfue fundador de Sayco y sin embargo vivió peleando por sus derechos de autor, fue productor del sello Silver y aun así no guardaba todas sus grabaciones, fue un derrochador de cariño y no pudo nunca ver todos sus familiares y amigos reunidos. Murió antes, algunas semanas después de contestar el teléfono de su oficina y decir que sí, que él iría a tocar con su orquesta con muchísimo gusto.

José Arteaga.

No hay comentarios:

Publicar un comentario