El Gobierno está empeñado en la restitución de tierras a los campesinos, y este es un paso importantísimo. Igualmente, debería clarificar en qué manos están todas las tierras recién adquiridas y cómo llegaron a sus propietarios, para no satanizar a los poseedores legítimos y de buena fe.
Pero a El Carmen de Bolívar le falta mucha más intensidad en la retoma de la institucionalidad: agua potable, carreteras, salud pública, energía eléctrica, escuelas y todas las demás formas del Estado.
Los Montes de María tienen que llegar a convertirse en una región económicamente exitosa, que vuele sola, llena de micro, pequeños y grandes empresarios, sin el paternalismo estatal. No será un proceso corto ni fácil, pero el éxito económico de la región, con equidad y dentro de un sistema de seguridad confiable, es la única forma de continuidad.
Es obvio que el uso de la tierra tendrá que ser el eje del desarrollo montemariano, pero no debería ser la única actividad económica. Ahora que Colombia está de moda entre los inversionistas extranjeros, y dada la riqueza natural de la región, se deberían sentar las bases de un turismo sustentable de inmediato, como hemos sugerido aquí en otras ocasiones.
La industria del avistamiento de aves, por ejemplo, que ha crecido 30% anualmente en Estados Unidos desde 1989, tenía 46 millones de participantes en ese país en 2009, y sigue creciendo. En 2006, los avistadores de aves estadounidenses se gastaron 7 billones de dólares en equipo para su deporte, y ¡12 billones de dólares en viajes para ver aves!
A quienes deseen promover esta actividad les conviene saber que Montana, Maine, Vermont, Minnesota, Iowa, South Dakota, New Hampshire, Tennessee, Washington y Missouri tienen la mayor cantidad de avistadores de aves, en ese orden. Y por supuesto, en el resto del mundo hay millones más de aficionados que podrían ser una fuente de divisas para los Montes de María.
La región tienen muchas más posibilidades, desde el turismo de aventura para cuatrimotos y otros vehículos de doble transmisión, iniciado por la Armada Nacional a través del entonces coronel Rafael Colón en 2008, hasta el senderismo.
Es indispensable, eso sí, acabar con la incultura de arrojar basuras a los cuerpos de agua, ya que hasta en los arroyos más recónditos hay bolsas plásticas arrastradas desde las poblaciones, afeando un paisaje que por lo demás está casi virgen.
Julio Alandete, sanjacintero raizal, sueña con un circuito turístico cultural y artesanal en San Jacinto, que incluiría –además de las tejedoras de hamacas- las casas de sus músicos más célebres (entre ellos Andrés Landero, los Lara, Fernández, y Adolfo Pacheco Anillo), convirtiéndolo en un museo vivo.
El sector turístico de Cartagena está en mora de aportar sus conocimientos y recursos a los Montes de María, que más que un destino cualquiera, podrían ser un emporio de visitantes buscando lugares exóticos
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