lunes, 2 de enero de 2012

Capturado el coronel Henry Rodriguez en San Jacinto

Está en curso de ascenso en Uruguay y deberá responder por la tortura y muerte de un joven.

La familia de Ómar Zúñiga Vásquez esperó 19 años para que la justicia tomara las primeras decisiones de fondo en torno a la tortura y el posterior asesinato de este joven campesino, ocurridos en junio de 1992 y en los que están involucrados hombres de la Brigada de Infantería de Marina No. 1.

Tal como lo reveló EL TIEMPO en septiembre pasado, uno de los vinculados a este caso es el coronel de infantería de marina Henry Mauricio Rodríguez Botero, quien hacía parte de una comisión de estudios en Montevideo (Uruguay) para ascender a general de la república.

De hecho, la Fiscalía decidió enviar a un investigador a Montevideo para que le tomara la indagatoria en el consulado. Y, ayer, por orden de un fiscal de la Unidad de Derechos Humanos, se hizo efectiva la orden de detención en Colombia.

El oficial tendrá que responder por los delitos de tortura y homicidio agravado, al igual que varios de sus hombres.

Testigo de excepción
La principal evidencia que reza dentro del proceso es el testimonio de Amira Vásquez, la madre de Ómar.

La mujer, de 70 años, le relató a EL TIEMPO cómo el primero de junio de 1992 logró subirse al camión en el que se llevaron a su hijo de su casa, en el corregimiento de San Cristóbal, municipio de San Jacinto (Bolívar). Horas después, vio cómo lo torturaron y lo quemaron con ácido. "Ese día llegaron unos 30 hombres a la casa, nos tiraron al piso y a Ómar le pusieron un costal de arroz en la cabeza y se lo llevaron", dijo Amira, quien también fue retenida y torturada.

"Me bajaron en el colegio de San Cristóbal (en San Jacinto, Bolívar) y me encerraron en un baño, desde donde oí cómo le pegaban a mi hijo. Un día después, me dejaron subir al camión y lo encontré aporreado, reventado y con la espalda quemada. Uno de los soldados (Becerra) le metía la mano en la boca y le preguntaban si él era guerrillero".

El estado del muchacho, de 24 años, era tal que la mujer le dio plata y le rogó a uno de los soldados que le comprara una pastilla para el dolor. "Pero la pastilla no llegó. Luego, le pusieron un uniforme, lo tiraron al frente de cerro Capiro y me dijeron que lo iban a dejar ir. Allá lo vi por última vez con 4 soldados", relató.

Tres días después de escuchar los lamentos de su hijo, Amira fue abandonada en jurisdicción de María La Baja (Bolívar) y el cadáver de Ómar fue hallado cuatro días después en la base del cerro El Capiro con disparos de arma de fuego.

"Lo encontraron con un tiro en la cabeza y la mandíbula fracturada.
Los goleros (chulos) ya se habían comido casi todo el cuerpo. Lo pudimos identificar porque él se mochó un dedito de la mano izquierda y tenía el mismo escapulario", recordó la madre.

A pesar de que Amira identificó a varios de los hombres que se llevaron a su hijo en los juicios, la justicia penal militar ordenó en 1997 cesar todo procedimiento contra los infantes involucrados en este hecho y, ese mismo año, el proceso pasó a la justicia ordinaria, donde estuvo quieto durante años.

Por eso, el caso está denunciado ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que le exigió a Colombia que tome las medidas para buscar a los responsables.

"Es una decisión que estábamos esperando desde hace 19 años, en los que ha habido impunidad", dijo Daniel Prado, abogado de los Zúñiga.

12 más con medida de aseguramiento
También tienen medida de aseguramiento Pedro Guzmán, dragoneante; Carlos Bermúdez, sargento; Misael Villabona, sargento; Oslavi de la Cruz, infante; Guillermo Castillo, sargento; Nelson Gutiérrez, militar; Alfonso Coronel, infante; Róger Argel, infante (r.), y Jairo Becerra, infante. Declarados ausentes están: Carlos Castro, Fredy Aguirre y Éder Farrayan.

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