Foto Archivo.
Por: Ana María Ortega N.
En el Carmen de Bolívar todo es exuberante. Allí no es raro encontrar galletas gigantes con nombre de mujer:
Chepa Corina y aguacates colosales como salidos de un bodegón; tal vez por eso todo se celebra de manera apoteósica como lo hace Álvaro que con sus más de 100 kilos, sabe sin duda cómo se festeja un cumpleaños con todas las de la ley, en Los Montes de María.
"Aquí la parte culinaria es la más importante, se ofrece todo el buffet típico de la región y siempre viene bastante personal porque a mí me gusta celebrar todo en grande, sobre todo porque vienen a probar los siete sueros", aseguró el comerciante.
Esta forma suculenta de celebrar su fiesta, la ha hecho tan famosa y concurrida, que los asistentes tienen que ganarse el derecho de admisión.
"Aquí todo el que llega tiene que tomar el micrófono y contar un chiste, sino no puede ingresar a la fiesta", dijo el anfitrión.
En vez de pasa bocas se ofrece a los invitados un menú completo con las delicias que surgen de la tradición culinaria que ha alimentado por décadas a los carmeros.
"Les ofrecemos viuda de carne salada, cerdo guisado, mote de queso, cerdo guisado, gallina criolla, pavo y pasteles".
Pero si esto no fuera suficiente para el paladar de sus invitados, el anfitrión ideó una forma que subleva el sabor de uno de los manjares de los costeños, pero demuestra que la creatividad del Carmero no solo se baila, sino que también se come.
"Los siete sueros se preparan uno con cebolla, uno con aguacate, también con ajonjolí, otro con ají chivato, otro con berenjena, otro con ajo y el suero sólo que es la base de todos los demás", afirmó el Carmero.
Pero eso si por muchos chistes buenos que tenga no se le ocurra aparecerse en la fiesta de los siete sueros, con una torta de regalo o estando a dieta.
"Aquí la parte culinaria es la más importante, se ofrece todo el buffet típico de la región y siempre viene bastante personal porque a mí me gusta celebrar todo en grande, sobre todo porque vienen a probar los siete sueros", aseguró el comerciante.
Esta forma suculenta de celebrar su fiesta, la ha hecho tan famosa y concurrida, que los asistentes tienen que ganarse el derecho de admisión.
"Aquí todo el que llega tiene que tomar el micrófono y contar un chiste, sino no puede ingresar a la fiesta", dijo el anfitrión.
En vez de pasa bocas se ofrece a los invitados un menú completo con las delicias que surgen de la tradición culinaria que ha alimentado por décadas a los carmeros.
"Les ofrecemos viuda de carne salada, cerdo guisado, mote de queso, cerdo guisado, gallina criolla, pavo y pasteles".
Pero si esto no fuera suficiente para el paladar de sus invitados, el anfitrión ideó una forma que subleva el sabor de uno de los manjares de los costeños, pero demuestra que la creatividad del Carmero no solo se baila, sino que también se come.
"Los siete sueros se preparan uno con cebolla, uno con aguacate, también con ajonjolí, otro con ají chivato, otro con berenjena, otro con ajo y el suero sólo que es la base de todos los demás", afirmó el Carmero.
Pero eso si por muchos chistes buenos que tenga no se le ocurra aparecerse en la fiesta de los siete sueros, con una torta de regalo o estando a dieta.
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