domingo, 6 de noviembre de 2011

La crisis del capitalismo y la libertad de protesta

RICARDO VÉLEZ PAREJA


Los jóvenes y adultos “indignados” están protestando en Europa y América contra las injusticias del capitalismo. Las crisis periódicas del modo de producción Capitalista cunden en el mundo. El modelo que están practicando rebasa los linderos de la avaricia que es de la esencia del sistema y los excesos de codicia de los ricos cada vez más ricos y reducidos en número, mientras los trabajadores cada vez más pobres o desempleados, aumentan vertiginosamente.

Todo ello genera protestas y muchas inquietudes ideológicas también dentro de los sectores de la juventud universitaria, no solo por los excesos capitalistas sino por la tendencia a privatizar las universidades públicas que tanto benefician a los sectores empobrecidos de la sociedad. Los jóvenes tienen todo el derecho a la sagrada libertad de expresión, de opinión y movilización colectiva, por fortuna casi todas pacíficas.

Veo con buenos ojos que haya diversidad ideológica en las sociedades liberales y democráticas como la nuestra. Digamos que estas actividades de protesta de la juventud indignada son de la esencia de la verdadera democracia. Ya Voltaire, uno de los grandes precursores de la Revolución Francesa de 1789, lo decía: “No estoy de acuerdo con lo que tú piensas y expresas, pero estaría dispuesto a entregar mi vida con tal de que puedas expresar libremente lo que piensas.”

En las diferentes constituciones de América y del mundo democrático existen normas que garantizan el derecho a expresar individual y colectivamente las ideas diferentes a las dominantes. Así mismo también es legítimo que los candidatos de la oposición ocupen cargos públicos, por ello celebro que Gustavo Petro haya alcanzado la alcaldía de Bogotá y si hace una buena alcaldía, puede en el futuro, llegar a ser presidente.

Pienso, a estas alturas de la vida, que los dirigentes del mundo deben replantear las costumbres mercantilistas en donde los excesos de la usura financiera se reduzcan a niveles más justos. La economía debe estar al servicio del hombre y no al revés. No es bueno que algunas entidades financieras abusen en el cobro de intereses, mientras a sus propios trabajadores no les pagan salarios dignos que le alcancen para mantener a sus familias.

El capitalismo y la democracia son los menos malos de los sistemas económicos y políticos, pero llegó la hora en que deben humanizarse para poder sostenerse a través del tiempo. En el mundo hay sonoros campanazos de alarma para que se sacudan los modelos económicos sin caer en falsos populismos utilizados por algunos gobernantes que sólo aspiran a controlar todos los poderes del estado y reelegirse eternamente.

De modo que los gobiernos verdaderamente democráticos deben aceptar las protestas colectivas y escuchar a los “indignados” con el fin de hacer los correctivos para forjar un capitalismo más justo con democracias que respeten y garanticen el ejercicio de los derechos fundamentales y sobre todo la rotación periódica de los gobernantes en los diferentes países.

*Abogado y escritor

rivelpa@yahoo.com

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