Manuel Castellanos, alias El Chino.
Luego de la confesión del cruel homicidio de Pablo Vicente Pérez Arroyo, a quien los exparamilitares arrojaron vivo a los cocodrilos el 15 de octubre de 2000 en una finca de El Carmen de Bolívar, nuevos crímenes dantescos fueron reconocidos ayer por varios postulados al proceso de Justicia y Paz de la Fiscalía, en la continuación de las versiones libres.
Sergio Manuel Córdoba Ávila, alias 120; Luis Alfredo Argel Argel, alias Mano e’ Trinche y Manuel Castellanos Morales, alias El Chino, fueron tres de los cinco postulados que aceptaron ante los familiares de las víctimas haber cometido varios asesinatos en el departamento de Bolívar, entre los años 2000 y 2002.
De los homicidios perpetrados figura la masacre de cinco personas que fueron asesinadas el 19 de enero de 2000, en la entrada del corregimiento de El Salado. Las víctimas fueron el docente Emilio Antonio Anillo Silgado y los campesinos Carlos Daniel Martelo Pimienta, Miguel Ángel Montes Tapias, Amilkar José Berrío Quintana y Gilberto Alvis Ponce.
Alias 120 manifestó que las personas fueron asesinadas por señalamiento de Julio César Peluffo Mariota, alias Tasta, quien desertó de las Farc y se vinculó a las Autodefensas. Según el postulado, Tasta se encargó de suministrarle al Estado Mayor de las AUC los nombres de esas personas que supuestamente eran milicianos de la guerrilla. Fue así como instalaron un retén y bajaron de un jeep al docente y a los campesinos. El encargado de asesinarlos fue Manuel Castellanos Morales, alias El Chino.
“Cuando los bajamos del jeep lo primero que hicimos fue amarrarles las manos con alambre, luego los obligamos a que se agacharan, y a cada uno les propiné un golpe en la cabeza con una mona que utilizábamos para tumbar las puertas, después los degollé”, indicó El Chino con una sonrisa lo que atribuyó a un tic nervioso que padece, gesto que familiares de víctimas le han criticado cuando reconoce los homicidios porque consideran que se está burlando del dolor que sienten.
Un centenar de muertos. El 14 de septiembre de 1999 una bomba que fue colocada debajo del carro de Cástulo López Romero,, estalló acabando con su vida. Al año siguiente, el 23 de junio de 2000, fue asesinada de cuatro tiros Teresa Contreras, quien tenía una venta de aguacates en las afueras del restaurante Dinastía, en El Carmen de Bolívar.
El Chino, quien fue el autor material del último homicidio, relacionó los dos hechos diciendo que a partir de ese crimen se registraron más de 120 en menos de un mes como retaliación por la muerte de López, entre ellos el de la vendedora. “La orden la dio el entonces comandante Alfonso Terán, alias El Bollera, ya que supuestamente la bomba había sido colocada por un galletero (vendedor de galletas), y por eso mandaron a matar a todos los vendedores”, manifestó El Chino.
El postulado reveló que luego del homicidio fueron escondidos por la Policía, o La Juana, como ellos la llamaban, cuyos miembros, supuestamente, eran colaboradores del grupo paramilitar, entre ellos un cabo de apellido De Ávila.
Sergio Manuel Córdoba Ávila, alias 120; Luis Alfredo Argel Argel, alias Mano e’ Trinche y Manuel Castellanos Morales, alias El Chino, fueron tres de los cinco postulados que aceptaron ante los familiares de las víctimas haber cometido varios asesinatos en el departamento de Bolívar, entre los años 2000 y 2002.
De los homicidios perpetrados figura la masacre de cinco personas que fueron asesinadas el 19 de enero de 2000, en la entrada del corregimiento de El Salado. Las víctimas fueron el docente Emilio Antonio Anillo Silgado y los campesinos Carlos Daniel Martelo Pimienta, Miguel Ángel Montes Tapias, Amilkar José Berrío Quintana y Gilberto Alvis Ponce.
Alias 120 manifestó que las personas fueron asesinadas por señalamiento de Julio César Peluffo Mariota, alias Tasta, quien desertó de las Farc y se vinculó a las Autodefensas. Según el postulado, Tasta se encargó de suministrarle al Estado Mayor de las AUC los nombres de esas personas que supuestamente eran milicianos de la guerrilla. Fue así como instalaron un retén y bajaron de un jeep al docente y a los campesinos. El encargado de asesinarlos fue Manuel Castellanos Morales, alias El Chino.
“Cuando los bajamos del jeep lo primero que hicimos fue amarrarles las manos con alambre, luego los obligamos a que se agacharan, y a cada uno les propiné un golpe en la cabeza con una mona que utilizábamos para tumbar las puertas, después los degollé”, indicó El Chino con una sonrisa lo que atribuyó a un tic nervioso que padece, gesto que familiares de víctimas le han criticado cuando reconoce los homicidios porque consideran que se está burlando del dolor que sienten.
Un centenar de muertos. El 14 de septiembre de 1999 una bomba que fue colocada debajo del carro de Cástulo López Romero,, estalló acabando con su vida. Al año siguiente, el 23 de junio de 2000, fue asesinada de cuatro tiros Teresa Contreras, quien tenía una venta de aguacates en las afueras del restaurante Dinastía, en El Carmen de Bolívar.
El Chino, quien fue el autor material del último homicidio, relacionó los dos hechos diciendo que a partir de ese crimen se registraron más de 120 en menos de un mes como retaliación por la muerte de López, entre ellos el de la vendedora. “La orden la dio el entonces comandante Alfonso Terán, alias El Bollera, ya que supuestamente la bomba había sido colocada por un galletero (vendedor de galletas), y por eso mandaron a matar a todos los vendedores”, manifestó El Chino.
El postulado reveló que luego del homicidio fueron escondidos por la Policía, o La Juana, como ellos la llamaban, cuyos miembros, supuestamente, eran colaboradores del grupo paramilitar, entre ellos un cabo de apellido De Ávila.
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