miércoles, 24 de agosto de 2011

La vía hacia el Hobo en El Carmen de Bolívar también se encuetra incomunicada


Los nueve kilómetros de carretera que separan a estas poblaciones de la cabecera municipal están dañados, lo que se ha convertido para los labriegos en un “cáncer sin cura”, puesto que dificulta el tránsito de ellos, sus productos y animales a otras zonas de la región.

Lo más doloroso es que este mal no es de hace pocos meses, sino de más de doce años.

Reginaldo Ovalle, habitante del sector, asegura que la problemática radica en que no existe la voluntad administrativa para invertir los recursos que anualmente le llegan al municipio para el arreglo y mantenimiento de vías terciarias.
Una reunión urgente

Ante esta grave situación, los moradores de estas localidades están pidiendo una reunión de con representantes del gobierno municipal y el director regional de Invías para concertar el arreglo de los tramos más críticos de la carretera.

Para estas obras se contaría con el apoyo de las máquinas propiedad del Ejército, que trabaja sobre la Transversal de los Montes de María.

“Estamos cansados de los engaños de los diferentes alcaldes de El Carmen. Son cuatro los que han pasado por la administración y a ninguno de ellos hemos podido sacarles un sí con resultados positivos para el arreglo de la vía”, sostiene Ovalle.

Recalcó que por ahora es imposible pavimentar la vía, así como también asfaltarla, pero por lo menos que la intervengan en los puntos más críticos, los cuales en época de invierno, como la actual, los incomunica y afecta económicamente.

Para el campesino, de no encontrar una solución a corto plazo al problema de la vía de acceso, le enviarán una carta al Gobernador del Departamento de Sucre para que los adopte como corregimiento de Chalán.

“Hemos recibido ese tipo de propuestas en varias ocasiones, pero aún tenemos un poco de confianza en los mandatarios que elegimos”, dice el labriego.
Productos se pierden

Además del mal estado del carreteable, otro de los problemas que los afecta en este momento es la cantidad de productos agrícolas que se están perdiendo, porque no los pueden llevar hasta el casco urbano debido a que la vía no lo permite.

Productos como la yuca, el ñame y el plátano comenzaron a podrirse por la cantidad de tiempo que llevan almacenados en las viviendas, porque no quieren seguir exponiendo a los animales a que se fracturen sus extremidades ante el pésimo estado del carreteable.
Sufren los estudiantes

Los estudiantes que están entre siete y quince años también están muy afectados. Los alumnos deben realizar largas caminatas para llegar al centro educativo, exponiendo sus vidas.

Claudia Martínez, de siete años, asegura que está cansada porque cada día tiene que caminar cinco kilómetros para poder asistir a la escuela y no quedarse sin estudiar. “Será que los alcaldes nunca fueron niños, o es que a ellos también les tocó este castigo y ahora quieren vernos sufrir a nosotros”, sostiene la menor.

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