Según afirmó Liliana María Blandón Loaiza, líder del grupo de investigación en Salud y Prácticas Sociales – SYPRES, de la Universidad San Buenaventura, tal burocracia se da muy a pesar de que Colombia está ubicado desde hace ya varios años, entre los primeros países con víctimas de Minas Antipersonal (MAP) en el mundo, y el único país de América Latina en donde aún estas se siguen sembrando.
En el lugar equivocado
Durante la cátedra se debatió el hecho que debido a la burocracia se está desconociendo las características de las víctimas y se les ha puesto en una situación incómoda que termina muchas veces excluirlos de beneficios.
También se expuso el resultado de una investigación realizada en la zona Norte de Colombia, específicamente en el departamento de Bolívar, en Cartagena, El Carmen de Bolívar, San pablo y Santa Rosa y en el departamento de Sucre, en Sincelejo.
En estos lugares se entrevistaron varios sobrevivientes y se encontró que la mayoría de ellos tenían una idea somera del riesgo al que estaban expuestos antes del accidente.
Las entrevistas permitieron concluir que la atención hospitalaria y programas de rehabilitación para las víctimas se encuentran concentradas en ciudades y no en los lugares donde están los afectados, como son las áreas rurales.
“Este desarraigo incide directamente en el proceso de rehabilitación en la medida en que lo enfrenta a un mundo inhóspito, ajeno a sus prácticas alimenticias, de transporte, de interacción etc., sometiéndolo a una carga más”, dijo la investigadora.
Se identificó que la población expuesta no reciben capacitaciones y actividades de prevención hacia las minas, pues estas se concentran en el casco urbano y no en las zonas donde las personas las requieren.
Dos víctimas diarias
Las estadísticas expuesta en la Cátedra muestran que desde 1990 hasta mayo de 2010, han sido 2.992 civiles las víctimas de minas y municiones sin explotar (sin contar los militares). De éstas el 60% corresponde a hombres mayores de edad, el 27% a menores de edad y el 13% a mujeres mayores de edad.
En la actualidad esta cifra ha disminuido, sin embargo se mantiene un promedio de dos víctimas diarias a causa de éstas.
Según el portal Colombia sin minas antipersonas, este país es el único de América Latina donde aun se siembran minas. Colombia es el tercer país más minado del mundo después de Camboya y Afganistán.
Uno de cada dos municipios es afectado por la presencia o sospecha de un campo minado, el cual alcanza una vida útil de hasta medio siglo. Bolívar, especialmente en el sur, existe zonas con minas antipersonas.
En promedio se presentan dos víctimas diarias. De éstas, el 40% son civiles y de ellos la mitad son niños y niñas.
El total de víctimas registradas desde 1990 hasta principios de este año de 3.404.
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