Ricardo Gómez
Universidad de Washington, USA
rgomez@uw.edu
Luis Fernando Barón Porras
Universidad Icesi, Colombia
lfbaron@icesi.edu.co
Cuando se llega a El Carmen se siente el calor penetrante de ese Caribe, que
ya no está tan cerca de la costa y de sus brisas marinas. En el tiempo de nuestra
visita la región atravesaba un intenso verano y, según contaba la gente de la zona,
ya habían pasado más de cuatro o cinco meses sin llover. En este municipio no
sólo se siente el calor del clima, también el de su gente que por lo general es
alegre, tranquila y muy conversadora. Además, se puede percibir el dinamismo
de este municipio que está en la mitad de varios cruces de caminos que vienen y
van al centro del país, a Antioquia –noroccidente–, y a otras ciudades de la región
Caribe como: Sincelejo, Cartagena, Valledupar, Santa Marta y Barranquilla.
Ese dinamismo está relacionado con la vocación agrícola y ganadera de la
región, que ha estado acompañada de una próspera actividad minera (carbón y
níquel). Dinamismo que también se expresa en el movimiento que hay en sus
calles, en el ir y venir de carros, camperos, motos y bicicletas; en la cantidad
de gente que se reúne en el parque principal, y en la multitud de personas que
recorren sus calles durante el día, visitando el mercado y los establecimientos
comerciales: graneros, farmacias, bares, cafeterías y cafés internet.
Todo este movimiento también pareciera poner en evidencia los altos niveles
de empleo informal que hay en la región y en todo el país, además de las preocupantes
tasas de desocupación que ascienden a 11.8% en el país, para marzo
de 2010.
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Por la cercanía a las elecciones legislativas y, también, a las futuras votaciones
presidenciales el municipio estaba lleno de pasacalles, carteles, vallas y folletos
con publicidad política. Y, como una muestra de las prácticas políticas locales,
en una de las edificaciones más altas de la plaza principal reposaba una formidable
valla con la propaganda al Senado del hijo de una empresaria de juegos
de azar de la región, involucrada en varios procesos judiciales por vínculos con
organizaciones paramilitares. A pesar de las denuncias y señalamientos que se
hicieron sobre estos vínculos, el hijo de la empresaria, así como otros políticos
vinculados con ella, lograron escaños tanto en el Senado como en la Cámara de
Representantes, máximos organismos legislativos de la nación.
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Tres tipos de negocios informales funcionan con poco control o regulación: la
venta de minutos –llamadas por celular–, las carreras –aventones en mototaxi– y
el agua –agua limpia o potable, vendida puerta a puerta. Estas tres actividades
resumen las carencias básicas en el municipio, que se resuelven acudiendo a
la economía informal: agua, transporte y comunicación. Las tres actividades
contribuyen al bienestar de la población, pero en las tres se expresan las claras
limitaciones con las que viven los pobladores día tras día.
Minutos a 200
Al recorrer las calles de El Carmen de Bolívar se encuentran cientos de
negocios
para la reventa de minutos a celular: entre cinco o seis vendedores por cuadra, en
la zona del centro, ofrecen sus aparatos para hacer llamadas con tarifas que oscilan
entre 50 y 300 pesos el minuto (US$ 0.04 - 0.15). El número de vendedores
y
las tarifas suben y bajan al vaivén de las coyunturas y eventos sociales, políticos
y culturales del municipio. La mayoría de estos negocios son una persona con
uno, dos o tres teléfonos celulares ofreciendo llamadas que se hacen y se pagan
al instante. Algunos de los negocios funcionan en un local o como parte de la
oferta de servicios de una tienda. Hay diferentes compañías de telefonía celular,
y las llamadas son más baratas cuando se hacen entre teléfonos servidos por la
misma compañía, por lo que los negocios de minutos, en general, tienen varios
aparatos de teléfono celular, y utilizan el aparato suscrito a la compañía que sirve
al número al que el usuario desea llamar. Recibir llamadas en un celular no tiene
ningún costo. Las llamadas a números fijos son más caras que a otro celular, y
las llamadas de número fijo a celular son las más caras de todas.
Todos los participantes en nuestro taller tienen teléfono celular, y afirman
que algunas familias en el casco urbano de El Carmen de Bolívar tienen al
menos un celular. Pero casi nunca lo utilizan para hacer llamadas, solo
para
recibir. Cuando necesitan hacer llamadas, compran minutos de un proveedor
comercial. Ninguna de las personas con quienes hablamos en El Carmen de
Bolívar usa mensajes de texto o tiene servicio de datos (internet) en su teléfono
celular. En este panorama, la telefonía móvil resuelve una necesidad básica de
comunicación con pagos a cuentagotas, usando un sistema híbrido: recibir las
llamadas en un teléfono móvil particular, mientras que, para hacer las llamadas,
se usa un teléfono móvil de acceso público.
Carreras a 1000
El transporte local se resuelve también desde la economía informal, a través
del uso de
mototaxis. Los mototaxis son una de las principales formas de transporte
público del municipio, prestada por particulares que utilizan sus motos para llevar
y traer gente a uno y otro sitio del lugar. La tarifa por el recorrido, dentro de la
cabecera municipal, es de aproximadamente 1.000 pesos (US$ 0.50), lo cual es
bastante más caro que un minuto de llamada por celular. Los viajes en
mototaxi
son un lujo que no es muy asequible para la población más pobre del lugar.
Agua a 2000
Por su parte, la venta de agua puerta a puerta es otra expresión de las necesidades
básicas que se resuelven en la economía informal. A pesar de la relativa
cercanía de El Carmen a ciudades más grandes como Cartagena o Sincelejo,
todavía no cuenta con servicio de acueducto y alcantarillado. El agua se vende
en distintas cantidades usando una variedad de vehículos: desde camiones y
carrotanques, hasta bicicletas y carretillas acondicionadas para transportar el
líquido y ofrecerlo de casa en casa. Además, se ofrece agua potable –para tomar
o cocinar–, agua limpia pero no potable –para aseo o lavar ropa–, o agua salobre
–para construcción u otras necesidades. La falta de acueducto y alcantarillado ha
llevado a los pobladores de El Carmen a diseñar y construir creativos sistemas
de recolección de aguas lluvias que almacenan y utilizan en todo tipo de necesidades
domésticas. Es común pagar alrededor de 3.000 pesos (US$ 1.5) por
un
viaje de agua de 100 o 120 litros, lo que equivale a 100 pesos por galón.
El Carmen de Bolívar, al igual que otros municipios en similares condiciones,
tiene uno de los costos más altos de agua en el país. Estudios realizados en la
región
9 han mostrado cómo la tarifa, galón por galón, resulta bastante más alta
de la que puede llegar a pagar un habitante de uno de los estratos más altos en
cualquiera de las grandes ciudades del país. Por ejemplo, en Cartagena el valor
del galón de agua que se paga en el estrato 6 al acueducto es de 8 pesos (US$
0,005).
10 Esto sin mencionar asuntos de conveniencia, cantidad y calidad del
agua que se consume en cada lugar.
No. 6, pp. 221 - 253, julio – diciembre 2010. Cali – Colombia
Foto 1: minutos a 100, mototaxis a 1000. El Carmen de Bolívar, Colombia. Foto: R. Gómez.
De este modo, en la cuadra del mercado en El Carmen de Bolívar se puede
comprar un minuto de llamada a cualquier celular del país por 100 pesos; una
carrera en
mototaxi a cualquier casa del pueblo por 1000 pesos; y un galón de
agua potable en bolsitas por 2000 pesos. Es la economía informal de la pobreza.
La región de El Carmen de Bolívar, en los Montes de María al nororiente
colombiano, ha tenido una larga historia de organización comunitaria, especialmente
en el campo de la comunicación para el desarrollo. Sin embargo, una larga
historia de violencia ha dejado, también, profundas heridas en el tejido social de
la región. Con la reciente llegada, a El Carmen de Bolívar, de centros de acceso
público a Internet se abrieron nuevas oportunidades para estas organizaciones
comunitarias y para el desarrollo de la región. Sin embargo, es posible que el
tejido social estuviera demasiado debilitado para que el acceso público a Internet
pueda incidir de manera positiva en el desarrollo comunitario de la región de El
Carmen de Bolívar. Para entender mejor este fenómeno, primero veremos algunos
elementos de la historia de violencia y, seguidamente, estudiaremos algunos
elementos de la historia de organizaciones comunitarias de la región.
El Carmen de Bolívar en el centro de la violencia
Los Montes de María son reconocidos en Colombia no sólo por sus características
económicas, geográficas y culturales. También lo son, triste y trágicamente,
porque es una de las regiones más afectadas por la violencia producida por el
conflicto armado colombiano, que ya tiene más de sesenta años. De manera
particular, esta región se convirtió durante la década del noventa en escenario
de disputa territorial de todos los actores armados que han coexistido en el país:
organizaciones guerrilleras, grupos paramilitares, narcotraficantes y Ejército
Nacional, con consecuencias muy graves sobre la población civil.
11
La región de los Montes de María se constituyó en uno de los lugares más
importantes de movilizaciones campesinas de los años setenta. Y esta fue una de
las razones para que la población de la zona entrara a hacer parte de los cálculos
estratégicos de organizaciones guerrilleras que intentaron cooptarla supliendo
vacíos institucionales producidos por la precariedad del Estado colombiano. La
presencia de actores armados insurgentes, en una zona de tanta importancia
geoestratégica, dio lugar en etapas recientes del conflicto a la estigmatización de
la población como subversiva, dejando a los pobladores, como en otras zonas
del país, en medio del fuego cruzado.
12
Siguiendo la investigación del Grupo de Memoria Histórica,
13 el estigma
ha sido uno de los rasgos más característicos y costosos para la población civil
en las guerras contemporáneas. Se trata de un estigma doble: primero, porque
el victimario atenúa su responsabilidad transfiriéndola a la víctima y, segundo,
porque estimula un clima social de sospecha que se materializa en esas expresiones
populares de condena anticipada, tales como: “por algo será”, “algo habrá
hecho”. Además, la eficacia del estigma puede llegar a la autoincriminación de
la propia población.
En las fechas en que realizamos el Grupo Focal, las instituciones y comunidades
de la región se preparaban para rememorar los 10 años de La masacre de
El Salado, corregimiento a 10 km de El Carmen de Bolívar, ocurrida entre el
16 y el 21 de febrero de 2000.
De acuerdo con el Grupo de Memoria Histórica, la masacre de El Salado
hace parte de una notoria y sangrienta escalada de eventos de violencia masiva
perpetrados por grupos paramilitares en Colombia, entre 1999 y el 2001. En
ese período, en la región de los Montes de María –o sea, los alrededores de El
Carmen de Bolívar– se cometieron 42 masacres que dejaron 354 víctimas fatales.
Tal expansión y rutinización de las masacres no pudo ocurrir sin los vínculos
de sectores de las élites políticas y económicas con los grupos paramilitares y,
también, sin la aceptación y complacencia de amplios sectores de la sociedad.
Incluso se ha mencionado la posible participación de fuerzas armadas del Estado,
pues hay denuncias de la presunta participación de la Infantería de Marina en la
masacre –por acción o por omisión– que no han sido investigadas debidamente.
14
Según la Comisión Histórica, a diferencia de otros escenarios de asesinatos
colectivos, lo ocurrido en el Salado fue más allá de la pretensión de eliminar al
enemigo. Las torturas y las masacres hicieron parte de la misma operación asesina.
Y, en casos como este, la mayoría de los crímenes fueron ejecutados en la plaza
pública con la intención manifiesta de que todos vieran, escucharan y supieran.
Es decir que todos sean, en últimas, “castigados
castigados” por sus presuntas complicidades.
La táctica aplicada por los paramilitares en la región fue de tierra arrasada
que, como menciona el Informe, no sólo dejó un escenario de tierra sin hombres
sino, también, dejó a muchos hombres sin tierra. El desplazamiento forzoso,
o mejor el destierro, fue uno de los impactos más impresionantes y duraderos
del pánico en la zona, cuya desolación fue prácticamente total, convirtiendo a
El Salado en un pueblo habitado por muertos y fantasmas. Las cifras del éxodo
en El Salado son ilustrativas de los altísimos niveles del terror diseminado por
los paramilitares: de los 4.000 desplazados de El Salado, sólo 700 personas han
retornado a sus territorios de origen.
Posterior a la masacre de El Salado, los medios masivos de comunicación
presentaron, primordialmente, las voces de los victimarios y de las instituciones
estatales. Las voces de las víctimas fueron notablemente menores. La presencia
dominante en el escenario mediático fue la de los paramilitares que, con un
discurso de salvación de la patria frente a la guerrilla, señalaron y estigmatizaron
a las víctimas de El Salado sin posibilidades confrontación o interpelación ética
o política alguna. Los medios no fueron para los victimarios una oportunidad
para arrepentirse, confesar o contar las verdades de la guerra. Al contrario, lo
fueron para reivindicar los hechos y continuar la ignominia contra los saladeros.
Tal y como lo señala el Informe de la Comisión Histórica, uno de los signos
distintivos de esta masacres es que, pese a su magnitud y su barbarie, la imposición
de las versiones de los victimarios lograron volverla difusa en la memoria
colectiva. Además, la opinión pública nacional aún desconoce sus dimensiones
y hasta ahora no se han producido condenas morales contra los victimarios, ni
solidaridad con las víctimas.
Fuerte tradición de organización comunitaria en El Carmen de Bolívar
La crítica situación de esta región, producida tanto por el conflicto armado
como por las condiciones de pobreza, no ha logrado detener, e incluso ha estimulado,
una variedad de iniciativas y esfuerzos de múltiples actores que han
trabajado por el desarrollo humano en la región. La mayoría de estas iniciativas
y proyectos han sido gestados y realizados por organizaciones sociales que se han
unido para defender y asegurar sus derechos. También es importante mencionar
las intervenciones del Estado y de la Iglesia Católica al generar proyectos en la
zona, o al vincularse y apoyar a algunas de estas organizaciones. Aunque, en
menor medida, también se deben citar los trabajos realizados por la empresa
privada, recientemente motivada por las corrientes de responsabilidad social empresarial.
Y, en todas estas iniciativas se debe destacar el papel de la cooperación
internacional que garantiza la sostenibilidad de los proyectos.
Como se mencionó antes, ésta ha sido una región con alta capacidad de organización
comunitaria, así como con una gran habilidad para generar y mantener
alianzas con instituciones educativas y, en general, con instituciones públicas.
Además de apoyarse entre sí, pues proyectos planteados por una organización
pueden fácilmente estarse ejecutando con otro grupo comunitario.
15
Una rápida mirada a los programas y proyectos de desarrollo comunitario
realizados en la zona, en los últimos cinco o diez años, permite identificar temas
centrales de trabajo como la atención a población vulnerable, pobre y desplazada
en comunidades urbanas y rurales de las zonas afectadas por la violencia, reduciendo
su riesgo de exposición al conflicto y mitigando el impacto negativo de
posibles efectos derivados del mismo.
16 También se han conformado una serie
de espacios para la defensa integral de los derechos humanos y para la lucha
por el derecho a la tierra y la permanencia en el territorio.
17 Además, está la
implementación de diferentes proyectos productivos de seguridad alimentaria,
planificación del desarrollo local y regional, de capacitación y fomento a los
procesos organizativos campesinos.
También han sido muy pertinentes los proyectos de sensibilización en temas
como la participación política, el fortalecimiento de mecanismos de control,
veedurías ciudadanas y la promoción de la rendición pública de cuentas.
18 Y
ni que decir de la importancia de una serie de iniciativas y proyectos de comunicación
para la paz, de memoria y comunicación para el cambio social,
19
mediante las que se ha buscado construir nuevas visiones colectivas y versiones
más complejas en los medios de comunicación –periodistas y formadores de
opinión– sobre la situación regional. Además, hay un serie de programas en la
región sobre salud sexual y reproductiva que buscan prevenir los embarazos en
adolescentes y garantizar el acceso, de la población vulnerable, a los servicios
de salud sexual y reproductiva, prevenir que niños, niñas y jóvenes consuman
sustancias psicoactivas o se vinculen con grupos armados.
Una de las propuestas más grandes e integrales que se han implementados en
los últimos años, no sin conflictos y tensiones en la región, es el III Laboratorio
de Paz apoyado por la Unión Europea, el Gobierno Nacional y las agencias del
Sistema de Naciones Unidas en Colombia. Esta iniciativa desarrollada a partir del
2006 tiene como objetivo buscar soluciones de paz duraderas ante el escenario
de violencia, pobreza y precariedad institucional existente en ese momento.
20
A partir de esta experiencia se vio la necesidad de una institución que realizara
observación y análisis permanente sobre la situación política, económica, de derechos
humanos, derecho internacional humanitario y de gestión institucional.
Fue así como se constituyó el
Observatorio de Cultura Política, Paz, Convivencia
y Desarrollo
en la región de Montes de María, que también está encargado de
proponer soluciones viables para mejorar la calidad de vida de los pobladores
de la región, además de conseguir una paz duradera.
El caso del Colectivo de Comunicaciones Montes de María -Línea 21
Tal como lo plantea Clemencia Rodríguez en el libro
Lo que le vamos quitando
a la guerra
, la comunicación, el arte y la producción cultural pueden contribuir
a reparar lo que la violencia armada destruye con su impacto devastador en la
vida cotidiana de una población civil (Rodríguez, 2008).
Un ejemplo claro de respuesta a la pregunta central de ese libro sobre cómo
pueden convertirse la comunicación y la cultura en herramientas de resistencia
cultural contra el impacto negativo del conflicto armado, lo representa la experiencia
del
Colectivo de Comunicaciones Montes de María. Esta es una experiencia
que nació en 1994 cuando un grupo de jóvenes inquietos por realizar un proyecto
de comunicación y cultura en su municipio, golpeado por la violencia,
se reunieron para realizar periodismo comunitario con una cámara de video.
Una vez empezaron a producir 20 horas semanales de noticias del municipio,
para televisión, relacionadas con los acontecimientos de la alcaldía, las escuelas
y otros lugares cercanos, compraron una antena satelital para bajar programas
de televisión comercial, y así cablearon el municipio y suscribieron a algunos
habitantes, quienes pagan por ver la televisión comercial y por las más 20 horas
de producción local.
Hoy en día es una ONG que trabaja sobre temas de comunicación-educacióncultura
a través de la investigación, la producción y la difusión de programas de
los diferentes medios alternativos y ciudadanos como son: la radio, la televisión,
los impresos ciudadanos o los periódicos murales, entre otros.
Aunque esta experiencia de comunicación ciudadana y comunitaria busca
posicionar a niños, niñas y jóvenes como actores sociales del desarrollo, también
ha involucrado a mujeres, padres de familia, docentes y adultos, en general, en
proyectos dirigidos a la promoción y divulgación de derechos humanos y derechos
de los niños, a la pedagogía para la paz, a la equidad de género, al medio
ambiente y a los valores.
Entre algunos de los proyectos realizados por el Colectivo se encuentra el
cine club La Rosa Púrpura del Cairo,
21 el cual está dirigido a niños, niñas y
jóvenes, quienes a través de la proyección de piezas comunicativas radiales y
audiovisuales, producidas por ellos en las calles de El Carmen de Bolívar durante
la noche, lograron recuperar de manera inmediata el espacio público, la noche y
la tranquilidad que le había quitado el miedo provocado por la violencia. Otros
de los logros de este proyecto ha sido el poder valorar y registrar la memoria de
su comunidad.
Otro de los proyectos en los cuales ha participado el Colectivo es la “Promoción
de Derechos y Redes Constructoras de Paz en siete municipios de los Montes
de María”, en el cual ellos fueron los operadores. Esta iniciativa, promovida por la
Consejería Presidencial de Programas Especiales y financiada por la Organización
Internacional para las Migraciones (OIM), tuvo como objetivo la promoción
de derechos de salud sexual y reproductiva, la prevención de embarazos en
adolescentes y la creación de redes constructoras de paz a través de la estrategia
de comunicación que se basa en la Información, Educación y Comunicación
–IEC–, que utiliza la comunicación ciudadana y comunitaria para fortalecer
las relaciones entre instituciones, grupos productores de medios alternativos, la
escuela, el gobierno local, las redes sociales, la familia y la sociedad en general.
22
También han participado en el proyecto “Promoción de la Salud y los Derechos
Sexuales y Reproductivosen los Montes de María” que lleva a cabo la
Fundación Red Desarrollo y Paz de los Montes deMaría, y se enmarca dentro del
Programa País 2003-2007 de la UNFPA –agencia de cooperación internacional
para el desarrollo.
Este Colectivo ha cautivado el sentir de la niñez y la juventud montemarianas,
tal como se ve reflejado en las múltiples redes escolares y barriales, además
de las múltiples capacitaciones que se han brindado.
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