Ovejas. ¡Bola...Bola...Bola!, desde ayer ese es el grito que se escucha en la plaza principal de este municipio luego de que culminara la segunda novena en honor a la virgen del Carmen.
Hasta el 15 de julio las noches de esta población se iluminan con la tradicional "bola de candela" que por años a alegrado las fiestas de mitad de año.
¿Desde cuándo se celebra esta tradición?, ¿ Cómo nació?, ¿Quienes la crearon? o ¿Por qué lo hicieron? es el secreto mejor guardado en la historia de esta localidad.
Algunos pobladores de vieja data solo recuerdan que desde muy pequeños esperaban a que llegara julio para ir en la noches al parque y divertirse sanamente, pateando por todos lados la bola de candela.
Pedazos de neumáticos, envueltas de anjeo, bien amarrados con alambre y muchas veces con pólvora en su interior son los ingredientes perfectos para construir una autentica bola de candela.
Para incendiarlas les untan bastante gasolina y al estar completamente empapadas les prenden fuego.
La bola, ahora incandescente, llena de entusiasmo a la población que solo espera poder patearlas como si fuera un balón de fútbol.
¿Peligro o diversión?
Hay personas que no participan del juego, pero siguen inmersas en la tradición, porque quién no juega tiene que huir para no dejarse alcanzar y evitar ser quemado.
Los que patean la bola de candela son conscientes de los peligros que representa, pero aseguran que esto hace parte de una de las tradiciones más arraigadas que tienen los ovejeros.
Así como hay personas que apoyan esta práctica, hay otras que creen que es un peligro para la vida e integridad de los que participan y los que están a su alrededor.
Los temores van desde quemaduras, hasta daños en la infraestructura de las viviendas.
Precisamente ayer una persona que participó del juego con la bola de candela resultó lesionada con quemaduras (Lea pág. 6A)
No han podido acabar con la tradición
Año tras año han sido muchos los intentos por parte de las autoridades locales para evitar que esta práctica se siga realizando.
Ejemplo de ello es que varios alcaldes, año tras año, han firmado el decreto que prohibe las bolas de candela.
De otro lado se han visto enfrentamientos entre miembros de la Policía con los populares pateadores de bolas de candela. En estos casos los uniformados han sido chiflados por los presentes, cuando tratan de controlarlas.
La iglesia se opuso
Algunos sacerdotes que han llegado a la población se han pronunciado al respecto y han tratado de sacar este juego de la plaza principal para llevarlo a una cancha de microfútbol. Hasta el momento ninguna de estas iniciativas ha tomado la suficiente fuerza y los amantes de las bolas de candela se rehusan a salir del parque principal.
El deseo de los ovejeros, amantes de esta tradición, es mantener caliente la bola de candela.
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